Racismo y envidia; así fue la matanza de chinos en Torreón durante la Revolución

El odio racial que acabó con la vida de 303 chinos asentados en la ciudad estalló en 15 de mayo de 1911.

El hecho dejó esparcidos en las calles 303 cadáveres, todos de personas chinas. (Cortesía)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila. /

Corría el año de 1911 Torreón era ejemplo de éxito nacional dentro del contexto del porfiriato, con base a la bonanza económica que generaba su industria algodonera con los subproductos de la fibra blanca.

Se erigió además como modelo o ejemplo a seguir en cuanto a cómo debían diseñarse las ciudades. Sin embargo el odio racial estalló en el contexto de guerra que el 15 de mayo del año referido, dejó esparcidos en las calles 303 cadáveres, todos de personas chinas asentadas en esta ciudad norteña.

El historiador y director del Archivo Municipal de Torreón, Carlos Castañón Cuadros, explica que a pesar de esa bonanza, la cara oscura del porfiriato es justo la marcada desigualdad social y esto generó en Torreón un caldo de cultivo de resentimiento, de tal suerte que cuando estalla el movimiento social maderista de forma armada en la revolución, el 14 y 15 de mayo de 1911 se toma la ciudad y paralelo, es el propio Francisco I. Madero quien toma Ciudad Juárez.

“Estas tomas, la de Torreón y Ciudad Juárez en mayo de 1911, provocan la caída de Porfirio Díaz de la presidencia de la República. Una característica de Torreón de ese tiempo es que se trata de una ciudad formada por migrantes nacionales y extranjeros que llegaron a la región ante lo que se llamó la riqueza algodonera”.

Luego de investigar y documentar con fuentes aún vivas, Castañón Cuadros refiere que la masacre ocurrió en las principales calles de Torreón. Los maderistas arribaron por el oriente saliendo del municipio de Matamoros. A la altura del El Pajonal, un campo de cultivo de chinos que se ubicaba por el rumbo de lo que se conoce hoy como el Bosque Venustiano Carranza o la colonia San Marcos, comenzó la matanza.

“Estamos hablando de la madrugada del 15 de mayo de 1911, más o menos a las cinco de la madrugada, y la toma y el saqueo va a continuar de las seis de la mañana y hasta las diez y media que se controla porque el hermano de Francisco I. Madero, Emilio Madero, manda una carga de caballería a calmar a los saqueadores, incluso con pena de muerte. Solo así se calman las cosas.

“Aproximadamente para las once de la mañana se organizan las brigadas de rescate. El cónsul norteamericano George Carothers y gente destacada como Federico Wolff y el doctor Leem, de origen chino, con mucha valentía organizaron las brigadas para atender a los heridos por un lado, evitar la matanza y proteger a aquellos laguneros que lograron esconder en sus sótanos, en sus casas, exponiendo sus vidas, a inmigrantes chinos”.

Un testimonio permitió documentar que en la casa de Juan Castillón, chalet ubicado en la calzada Colón y la avenida Juárez, que alberga hoy las oficinas de la Dirección Municipal de Cultura, dentro de su sótano fueron ocultados residentes chinos. Este hecho heroico se repitió en varios domicilios porque las familias sabían que esta etnia era trabajadora y honesta, e intentaron salvar sus vidas.

“Trataron de salvar las vidas de estos inmigrantes que fueron injustamente masacrados, que estaban desarmados, pero también ellos pensaron que refugiarse en el Banco Chino, ubicado en la avenida Juárez esquina con Valdés Carrillo, iba a ser una situación favorable, que ahí los iban a respetar y eso no sucedió. El Banco fue sitiado, saqueado y ahí hicieron una masacre que por respeto a la memoria de las víctimas no voy a describir, pero todavía quedan huellas en ese edificio que actualmente se puede visitar y que hoy forma parte del Museo Arocena”, precisó el historiador.

Cabe mencionar que algunas fotografías del tiempo registraron los cuerpos tirados en la avenida, por lo que se algunos historiadores se han aventurado a decir que fueron lanzados desde la azotea del banco a la carpeta asfáltica.

Motivos de envidia y odio

Para que se pudiera perpetrar esta matanza, las autoridades militares abandonaron la ciudad, dejándola a merced de un contingente de 2 mil personas que llegaron a la ciudad saqueando negocios y abriendo la cárcel junto con las cantinas. Alcoholizados y embravecidos, los maderistas cobraron una supuesta venganza social.

“Los que toman Torreón son los maderistas, entre ellos viene gente como Benjamín Argumedo, que enarbola la toma de la ciudad. Previamente hubo signos preocupantes de odio hacia los chinos. En 1910 durante la celebración de la fiestas de la Independencia, el 15 de septiembre, se escuchó entre la multitud un Viva Madero, un Muera Porfirio Díaz y un mueran los chinos.

Esto se tiene documentado e incluso apedrearon negocios de empresarios chinos, lo que generó preocupación. Un año después esa fue la mecha que prendió fuego a la campaña de odio hasta llevarla a una matanza brutal, a uno de los episodios negros de la historia de Torreón que durante mucho tiempo se manejó a nivel de anécdota”.

El director del Archivo Municipal incluso en revisión del trabajo del historiador Eduardo Guerra, menciona que él redujo el episodio a unas cuantas líneas como si se tratara de cualquier cosa, siendo parte del silencio cómplice de la sociedad de si tiempo, que incluso pretendió adjudicar la matanza al general Francisco Villa.

Sin embargo se generaron dos investigaciones judiciales, La primera la hizo el gobierno norteamericano junto con la Embajada de China en EUA, y la otra la realizó el gobierno federal de México. Ambas concluyen que la colonia china era pacífica, que los civiles estaban desarmados, que no atacaron a los revolucionarios maderistas, y que fueron masacrados por odio racial y envidia económica.

Castañón Cuadros apunta que el episodio mancha la historia de la ciudad, la historia de México y también la historia del maderismo.

A 109 años, la latencia del odio persiste

“A 109 años de este fatídico episodio es importante que hablemos de ello, yo aplaudo que MILENIO retome el tema como medio de comunicación porque son importantes las lecciones que nos da la historia, sobre todo siguiendo el pensamiento de los filósofos judíos de la posguerra que nos advierte sobre los peligros que hay en el presente contra las minorías, el riesgo que hay de ataque de grupos extremistas contra otros miembros de la sociedad”.

La latencia del odio producto del resentimiento social se mantiene en las páginas de la historia contemporánea y Castañón Cuadros refiere que el ejemplo clásico es el de los migrantes que son criminalizados, asaltados e incluso asesinados como ocurrió con 70 personas en San Fernando, Tamaulipas. Pero también con las minorías sexuales, los indígenas e incluso las mujeres que continúan sufriendo discriminación y violencia.

“No es que estemos ajenos en el presente a situaciones como éstas, como aquellas que pasaron, refiriéndonos a la matanza de chinos que se dio en Torreón. Un cambio muy importante fue el cambio de perspectiva con respecto a este hecho por parte por un lado de los historiadores, y por otra de los descendientes de la colonia china en Torreón.

“Durante mucho tiempo no se quiso hablar de esto pero precisamente derivado de una serie de publicaciones y de gestión con la comunidad china para hacer un reconocimiento a la dignidad de la memoria, se logró que en el año 2007 las autoridades municipales participaran con el embajador Chino en México (Yin Hengmin) y se hiciera un acto de desagravio simbólico justo a las afueras del edificio del Banco Chino y posterior, se hizo la escultura de El Hortelano en el Bosque Venustiano Carranza para rememorarlos”.

Fue justo el 14 de mayo de 2007 que las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde José Ángel Pérez, realizaron la ceremonia de desagravio. En contexto, un día antes, el domingo 13 de mayo, fue atacado a balazos el empresario y político Carlos Herrera, hecho que fincó precedente para una ola expansiva de violencia en Torreón, generada por el narcotráfico, misma que no cedió sino hasta el año 2013.

En el acto protocolario el cronista de la ciudad, Sergio Corona Páez, dio una explicación histórica y dio a conocer que a finales del siglo XIX se extendió una campaña de odio racial contra los chinos, que culminaría con “el hecho más triste e ignominioso de los anales de la historia de la región” por lo cual en un acto de desagravio se debió fomentar el respeto, enfatizando que “lo que pasó una vez no debe volver a ocurrir nunca más”.

AMLO pedirá perdón

Durante el año anterior Andrés Manuel López Obrador anunció que China será uno de los tres pueblos al que le ofrecerá una disculpa, luego de documentarse la muerte de 303 chinos en Torreón en el año de 1911. Así el acto protocolario se espera pueda realizarse en el año en curso.

“Yo, en representación del Estado Mexicano voy a pedir perdón a los pueblos Yaquis por el exterminio que hubo, voy a pedir perdón por la represión a las comunidades Mayas, voy a pedir perdón también por la persecución a los migrantes chinos, que fueron reprimidos, asesinados en el porfiriato, en la revolución”.

Carlos Castañón cuadros remite a un momento en que dentro de un contexto cosmopolita que vivió Torreón, se cultivó una leyenda negra contra los chinos. Se trató de una auténtica campaña de racismo y odio hacia los migrantes por razones económicas. Y apunta que esto se vivió en ciudades como México, Mazatlán, Salina Cruz y Sonora.

“Esto nos viene del siglo XIX, de una serie de teorías que pudiéramos enarbolar como el Darwinismo Social donde se consideran razas superiores e inferiores. El gabinete de Porfirio Díaz tiene estas ideas y los científicos del gabinete asumen que al mexicanos hay que blanquearlo, por eso se hace un llamado a las migraciones de Francia o Inglaterra, pero a cambio también llegan chinos y árabes que se acogen a los tratados de amistad con México y de comercio. A todas luces no era la migración que quería el porfiriato”

En el contexto internacional, existió un antecedente a considerar en los Estados Unidos. allí la comunidad china fue vilipendiada y disciminada con leyes restrictivas en California, cuando arribaron bajo lo que se conoció como la fiebre del oro.

“Esa migración opta por venir a México y en territorio nacional se siguió ese símil de legislaciones racistas en contra de los chinos pero también de de boicot comercial y de campañas políticas en contra de los migrantes chinos porque se consideraba de manera falsa, que robaban el trabajo a los nacionales, que eran una raza inferior que degeneraba a México.

“Estas ideas impulsadas por la envidia económica y por el odio, encontraron campo fértil en Torreón, donde políticos y comerciantes enarbolaron estas campañas, cuando éstos hicieron crecer a la región instalando las primeras lavanderías, promovieron restaurantes de comida cantonesa, principalmente, pero también impulsaron la venta de abarrotes, en diferentes comercios de la ciudad, incluso con locales en el Mercado Juárez y sembraban hortalizas en el oriente de Torreón, en El Pajonal. A Torreón también llegaron chinos con riqueza”.

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