El que hace un par de décadas fuera uno de los afluentes más caudalosos en la zona huasteca de San Luis Potosí, hoy atraviesa una de las etapas más delicadas de los últimos setenta años.
En semanas previas el cárcamo del Río Valles ha descendido muy por debajo de su escala crítica, que es de cuarenta centímetros.
La prolongada falta de lluvias y el incesante desvío de las aguas para regar campos cañeros derivó en este escenario que pareciera apocalíptico -con mortandad de peces y de aves-, aunado a recurrentes incendios forestales y temperaturas que en días recientes han sobrepasado los cuarenta y cinco grados centígrados.
Aunque la Comisión Nacional del Agua había decretado la suspensión total de riegos agrícolas, grandes propietarios, parcelarios y empresas agroindustriales continuaron extrayendo agua a la vista de los habitantes, de turistas que visitan la zona y de las autoridades de los tres niveles, sin que hasta el momento se haya informado sobre sanciones.
De acuerdo a diversos monitoreos especializados, en semanas recientes San Luis Potosí se ha posicionado entre las entidades del país más afectadas por la sequía. Más del 77% del territorio potosino se encuentra en sequía extrema o sequía excepcional. También se suman localidades en condición anormalmente seca y con sequía severa.
Sin agua para consumo humano
Este lunes la administración municipal informó que debido a la escala crítica histórica del Río Valles en horas recientes debieron apagar el cincuenta por ciento de las bombas que extraen el vital líquido y lo bombean a casas y comercios.
El organismo operador de agua potable local (DAPA) anunció que se ha dejado de suministrar agua a decenas de sectores en la zona urbana.
En tanto, habitantes de la zona rural de Valles llevan meses exigiendo que se regularice el abastecimiento de agua en sus comunidades. Hoy, medio centenar de afectados se manifestaron dentro del ayuntamiento pero los funcionarios nos dieron incertidumbre.