Si no hubiera sido escritor, tal vez sería boxeador: Gilberto Prado Galán

Escritor que explora todos los géneros literarios, siendo además un palindromista notable, por si fuera poco también se enfocó en el periodismo deportivo y es columnista de Milenio.

Gilberto Prado Galán por temporadas vive en Ciudad de México, Torreón, Oaxaca o Guerrero. | Especial
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

Sé verlas al revés, seguramente así lo piensa Gilberto Prado Galán, escritor que explora todos los géneros literarios, siendo además un palindromista notable. Por si fuera poco también se enfocó en el periodismo deportivo y es columnista de Milenio. Sin embargo, pocos saben que de chamaco quiso ser boxeador, hasta el día que llegó un muchacho que lo enseñó a adorar a dios en tierra ajena, porque además, apunta Gilberto, es creyente aunque sea escritor.

Gilberto, cuéntanos. ¿Qué te habría gustado ser si no te hubieras decidido por la escritura?

Yo pensé ser boxeador

¿Y sí le entraste a los guamazos?

Pos sí hasta que me tocó un chaparrito que me puso una recia que me quitó toda intención en las primeras peleas, eran puras peleas en la Escuela Regional Lagunera del padre Rizzo. Me acuerdo que ahí estaba ese chaparrito y él me dijo: ‘Oye, por qué no entrenas la pera fija y la pera móvil’. Creo que por eso en gran parte desarrollé el periodismo deportivo, porque sí trate de ser boxeador pero como en mi tercera pelea me tocó este amigo, el chiquito Gerardo Hernández, se llama, no sé si ya falleció, ojalá y no, pero sí me puso una arrastrada y yo pronto me dije que no tenía nada de talento para el box y ya me retiré. Simultáneamente estudié ingeniería industrial y de producción en el Tecnológico de La Laguna y psicología porque quería ser un engrane muy importante en las empresas. Luego desistí.

¿Qué dejaste primero?

La ingeniería industrial en producción, hice nada más cinco semestres en el Tec Laguna. El escritor se recuerda como un muchacho inquieto, estudioso y de buenas notas. Y aunque declinó la ingeniería sí concluyó la licenciatura en Psicología, aunque en realidad el llamado era hacia la filosofía, carrera que hasta la fecha no aparece en las currícula de la universidad pública ni en las más de 20 universidades privadas que tienen arraigo en La Laguna. Yo quería ser filósofo de profesión y como no había lo que más se parecía era psicólogo. Y luego nos fuimos a estudiar, me aventuré porque yo ya estaba con Leticia, me fui un año a Oaxaca y en Radio Televisión Oaxaca estuve un año. Luego regresamos a Torreón y de aquí nos fuimos a Las Cruces, Nuevo México, allí vivimos tres años, allí terminé mi maestría, y Leti terminó su maestría. Ahora como en un oleaje, Gilberto Prado prueba la errancia y por temporadas vive en Ciudad de México, Torreón, Oaxaca o Guerrero. De esta forma intenta darle carpetazo a la monomanía o rutina que implica el despertar, leer, escribir, comer y ver una película, dándose una oportunidad para conocer gente y explorar regiones.

En el terreno de lo doméstico mencionas cine o libros. ¿Cuáles son tus favoritos?

Mi rutina diaria es que yo me levanto muy temprano. Entre las seis y las siete de la mañana y me pongo a escribir, es cuando se me da mejor y luego ya me pongo a leer, y ya hacia la tarde me pongo a ver algún programa, una serie o una película. Reviso mis cosas y mis libros, y ya culminé “Ella era el jardín”, ya tengo 110 cuartillas escritas que creo que será mi obra más lograda porque ahí vierto todo lo que soy, lo que fui durante tantos años y le meto de todo filosofía, psicología, poesía, es un libro híbrido.

¿Qué estás leyendo ahora?

Siempre releo a mis autores emblemáticos, logotípicos, canónicos. Releo a Borges, a Sor Juana, a Unamuno. Son autores, en España les llaman ‘penantes’ que significa dioses domésticos. Ellos son mis dioses domésticos y es lo que estoy leyendo. En cuanto al cine, Prado Galán dijo que le gustan las producciones cinematográficas francesas e italianas. Y volviendo a los clásicos dice admirar el trabajo de Buñuel, aunque confesó, una vieja discusión con su esposa Leticia era que a ella le gustaba ver los filmes en la pantalla grande en tanto que a él en la comodidad de su sillón sin importar el tamaño del monitor. Y esto puede hacerse acompañado de una buena comida y un buen alcohol.

¿Comida y bebida favorita?

Me gusta mucho el vino tinto, me gusta mucho el tequila pero también el agua de fuego como se le suele llamar al mezcal, pero el mezcal es peligroso, sí porque mis experiencias con él han sido... ya no tan difíciles, como que ya me adapté un poco ahora que regresé de Oaxaca, donde compré cuatro botellas de mezcal que ya han de haber llegado a mi casa en la Ciudad de México; me gusta el mezcal, el tinto, el tequila, la cerveza, lo que le dicen un amarradito, es decir, un tequilita con una chela para irlo alternando, y, los mariscos son mi comida favorita, el pescado.

CALE

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