Mujeres rarámuris víctimas de violencia hacen catarsis con el bordado

Sinibí Jípe es una microempesa conformada por 19 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar que les ha permitido que su miedo por denunciar a sus parejas quede atrás.

El proyecto tiene el objetivo de defender su identidad y de romper el silencio que las mujeres indígenas viven. (Especial)
Kenia Hernández
Ciudad de México /

Cada logro, cada reconocimiento, la labor que realizan las mujeres rarámuri en la microempresa, Sinibí Jípe, les ha permitido que su miedo por denunciar a sus parejas quede atrás. Son 20 trabajadoras que viven en la comunidad La Soledad, Chihuahua, de las cuales 19 han sufrido violencia.

Luisa Fernanda Martínez, fundadora de Sinibí Jípe, comentó para MILENIO que las artesanas han transformado su visión respecto a su condición social y económica, tras llegar a laborar con ellas en el arte textil.

“El caso de una artesana que fue golpeada por su esposo y luego pidió ir a denunciar, esas cosas que antes no pasaban, era muy complicado que pase en esta cultura. Pero, al momento de saber que tiene un trabajo y que están acompañada por nosotras, se da esa valentía para decir 'hasta aquí' y poner un alto, poner una denuncia”, dijo.

Detalló que cuando llegan por primera vez a la empresa, su actitud es desinteresada y se muestran tímidas y desaliñadas, pero al paso del tiempo modifican su vestimenta y peinado.

Sin embargo, detalló que es un proceso lento, el caso de abuso lo platican conforme “van agarrando confianza”. Luisa recordó un caso en particular de una mujer que fue violada, tras haberse cumplido un mes no había querido denunciar al agresor.

Sinibí Jípe ayuda a fortalecer la identidad de las mujeres rarámuri. (Especial)

A través de organizaciones como Mujeres por México y el Instituto Municipal de las Mujeres, las artesanas de Sinibí Jípe reciben asesoría legal y cursos. La intención de Luisa, dice, es erradicar la violencia y a la vez, defender la identidad y orgullo de la cultura rarámuri.

“Es un proceso lento, todas han sufrido violencia, no todas la platican, va saliendo conforme van agarrando confianza. Estamos trabajando para erradicar la violencia en todos los sentidos. Está muy padre porque tú las vieras cuando recién entran, como cabizbajas, no se arreglan mucho. En el grupo se ha ido trabajando, ya sólo empiezo a ver que se arreglan, se ponen un vestido nuevo, entonces yo sé que las cosas van mejorando”, agregó.

Destacó que más allá de hacer prendas, la mayoría ya son conscientes de la apertura a nuevas generaciones y al empleo para aquellas que cuentan con pocas oportunidades de trabajo, como vender artesanías -lo cual calificó como una tarea compleja-, o para quienes no les gusta quedarse en casa.

“Cada premio y evento que nos invitan hace que ellas se comprometan más con el trabajo que estamos haciendo. El proyecto trata de que ellas estén bien y vayan descubriéndose a sí mismas, romper ese silencio que toda mujer indígena vive y que puedan ser ellas mismas, indígenas libres”, precisó.

De acuerdo con los indicadores elaborados por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), se estima que el 59 por ciento de las mujeres indígenas ha experimentado algún tipo de violencia emocional, física, económica, patrimonial o discriminación laboral y el 34 por ciento ha reportado golpes y/o humillación durante su infancia.

Confeccionan reconocimientos de Lo Mejor de México 2020

Marcelina, Lupita, Agustina, Azucena, Rosa y Soledad (Chole) son los nombres de las mujeres que elaboraron y personalizaron los reconocimientos a los 5 pueblos mágicos ganadores de Lo Mejor de México 2020.

Tras ser contactados por la revista México Desconocido, estas mujeres chihuahuenses se dieron a la tarea de bordar en manta los premios para los pueblos ubicados en Michoacán, Veracruz, Puebla, Quintana Roo y Tlaxcala, para posteriormente ser entregados en la ceremonia conmemorativa del Día Nacional de Pueblos Mágicos el pasado 5 de octubre. 

Cuatro mujeres rarámuri estuvieron vía remota en la ceremonia en la que se instituyó el Día Nacional de Pueblos Mágicos. (Especial)

Al respecto, Luisa señaló que dicha tarea fue una gran motivación para las artesanas por la alianza con la Secretaría de Turismo (Sectur), al igual, por ser el único grupo de trabajo representando a las comunidades indígenas.

“El ser parte de este evento tan importante que fue para México Desconocido que se hizo una alianza con Sectur, a ellas les sirve mucho para querer hacer cosas más grandes, les cayó el veinte de que en ese evento estuvimos representando a los grupos indígenas de México, fuimos las únicas en estar ahí, eso las motiva a hacer más cosas. Ahorita ya me están preguntando de qué sigue”, aseveró.

​En ese sentido, puntualizó que Sinibí Jípe no es un proyecto más en el que no se reconoce su labor y entrega, como sucede con muchas mujeres indígenas que son trabajadoras del hogar. Al contrario, dijo que cada prenda que ellas elaboran lleva su nombre, el distintivo para reconocer si fue Lupita o María. “Ellas descubren que hacen algo único”.

El proyecto tiene el objetivo de defender su identidad y de romper el silencio que las mujeres indígenas viven. (Especial)

La microempresa apenas tiene un año y medio operando, antes de la pandemia sólo eran cuatro trabajadores, Luisa y tres rarámuris. A raíz de esto, tuvieron que cerrar, pero luego de una semana retomaron las actividades con la manufactura de cubrebocas, los cuales llegaron hasta la aerolínea mexicana Volaris.

Fue así como Luisa decide abrir un taller en La Soledad, y desde entonces el número de empleadas comenzó a incrementar, ya que pueden llegar a Sinibí Jipe sin subirse al transporte público, sin el riesgo a exponerse; además que pueden ir sus hijos. El propósito primordial que busca este proyecto con enfoque social es el bienestar y el desarrollo integral de las indígenas, cesar la violencia y promover la cultura.

“Estamos planeando hacer un viaje, gracias a la alianza con Volaris. Ellas están abriendo su mente y su panorama, saben que hay algo más afuera de su asentamiento, de Chihuahua. Sobre todo, que merecen tener algo más”, concluyó.


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