Personal de la Marina Armada de México realiza operativos en el mar en busca de tripulación y capitanes de embarcaciones que estaban en el Club de Yates y la Marina, anclados en la bahía de Acapulco, cuando entró el huracán Otis.
Andrés Pérez Sánchez, capitán de Los dos abuelos, asegura que lleva tres días buscando sin éxito la nave de recreo en la que trabajaba, con el apoyo de buzos de la cooperativa.
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Entrevistado con MILENIO desde la Playa Manzanillo, en la zona del Acapulco Tradicional, sostiene que hay otros marinos desaparecidos, pues regularmente se quedaban a cuidar a las embarcaciones.
“Con la naturaleza no se puede hacer nada, había gente allí, y varios nos salvamos porque no estuvimos esa noche. Uno de nosotros falleció, pero de la Marina y el Club de Yates dicen que hay varios desaparecidos”.
En tanto, Eduardo Candela, uno de los pocos náufragos que han regresado del ojo del huracán con vida, no pierde la esperanza de que sus compañeros vuelvan.
“Soñé a mi capitán, a mi mejor amigo, Marcos Antonio, por mis hijos que los he soñado… tenemos la esperanza de que estén en Ciudad de México o en Chilpancingo”, dijo.
Candela naufragó, nadó cinco horas y llegó a la orilla. En tierra, lo habían dado por muerto. El monstruo hundió su embarcación y se llevó entre sus ráfagas al capitán Pedro Espinosa y a decenas de personas—capitanes, marineros y demás tripulación— que estaban a bordo de sus navíos, anclados en la bahía.
Aunque no hay cifras oficiales, Eduardo calcula que son entre 50 y 60 las personas que están a la deriva, bajo el rayo del sol, esperando que no se olviden de ellos y los rescaten.
Yazmín Andrade es una joven desesperada que todos estos días ha caminado por la Costera Miguel Alemán preguntando a la gente por su hermana Abigail, quien era parte de la tripulación del yate Litoz.
“Tiene un tatuaje en forma de coronita en la parte de atrás del cuello”, suele decir como seña particular de su hermana. Joel y Yazmín se encontraron en la glorieta de la Diana, y como lo ha hecho día tras día, ella preguntó por Abigail.
—Si sabes de algo, te agradecería mucho— le dijo con las dos palmas de las manos juntas en señal de ruego.
—Te marco.
—Aunque sea un mensaje.
—Yo te marco. Sí conozco a tu hermana, yo sé quién es. A veces iba a la Marina.
La imagen es una muestra de lo que Acapulco está viviendo a casi una semana del impacto del huracán Otis.
La gente damnificada divide su vida, su alma y sus energías en buscar a los suyos, y lo que les queda en emprender la búsqueda a pie de agua, alimentos, energía eléctrica y señal de celular. La resiliencia es lo suyo.
Tienen esperanza de que sus familiares sean encontrados en alta mar, montados en pedazos de barco, flotando y esperando que alguien vaya por ellos.
CHZ