Josefina Guzmán Acuña “Soy fan del género apocalíptico y de los zombis”

La coordinadora de la Mesa de Seguridad y Justicia de Ciudad Victoria estudia el Diplomado en Masculinidades y Violencia en la Universidad de Granada, España.

Josefina Guzmán Acuña
Antonio Hernández
Tamaulipas /

Josefina Guzmán Acuña es una mujer apasionada del senderismo, la meditación, la lectura, el feminismo, la organización y el respeto de los tiempos; en este sentido asegura que sus tiempos personales no son negociables, por lo que nunca mezcla lo personal con lo laboral.

La coordinadora de la Mesa de Seguridad y Justicia de Ciudad Victoria, es también catedrática de la Universidad Autónoma de Tamaulipas e investigadora en Violencia de Género.

Es Licenciada en Letras Españolas por el Tecnológico de Monterrey, tiene una Maestría en Estudios Humanísticos por la Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey, y un Doctorado en Educación Internacional por la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

Dice que le fascina la gastronomía, pero tiene un detallito: “soy muy mala para la cocina, me gusta comer pero prefiero dejárselo a quienes sí les queda bien y tienen el toque del sazón”.

Dice que con la pandemia buscó más alternativas para caminar y trotar y encontró magníficos lugares, en Altas Cumbres, Los Troncones y el Balcón de Moctezuma donde disfruta espectaculares amaneceres.

¿Le gusta leer?

La lectura la encontré desde muy niña, leo muchísimo; un tiempo, por mi actividad académica dejé de leer lo que me gusta: la novela y ahora con la pandemia que le bajé al tema académico y regresé a leer lo que me gusta. Vargas Llosa, la prosa de él es maravillosa, me encantan sus historias, la simpleza de su lenguaje pero que dice mucho.

En mujeres también tengo mis preferidas, como Isabel Allende, la chilena y la colombiana Maura que incluso empezó con la novela del narco, son de las que más me gustan leer.

¿A qué dedica su tiempo libre?

Soy una mujer muy organizada y marco mis tiempos para cumplir con la agenda que me programo todos los días y trato de no ceder mis tiempos personales. Es complicada la Mesa de Seguridad, me toma mucha parte de mi tiempo, son muchas cuestiones, por eso organizo mi semana aunque luego surgen cosas y tengo que cuidar los momentos, es muy difícil y complicado; lo que me ayuda es que mis hijos ya están grandes, autónomos, trabajan, viven su vida y pues estoy siempre para ellos pero no ocupan mi tiempo, soy soltera.

Entonces yo puedo organizar mis agendas, tengo muchas cosas que hacer, pero los sábados, mis mañanas para ir a caminar, andar en bicicleta o hacer spinning tengo mis horarios y trato de no ceder esos tiempos, mis tiempos personales no son negociables, por eso trato de no mezclar mis espacios personales con lo laboral, hay que respetar el propio tiempo.

¿Sus miedos y temores?

Hubo un tiempo en el que me sentí temerosa en la Mesa de Seguridad y dije “estoy muy expuesta, me conocen y puedo ser víctima de algo”, pero las mismas autoridades me calmaron. Hay miedos, pero he aprendido a superarlos.

El éxito muchas veces nos da miedo, porque pensamos que si nos va bien nos van a pasar cosas malas. Mucha gente se queda en su zona de confort y hay que echarle para adelante y decir “sí estoy preparada” y “sí puedo”.

¿Cómo fue la niñez de Josefina?

Siempre fui diferente, quise hacer otras cosas, tengo una hermana mayor y dos hermanos menores y yo quería ser como ellos, correr, jugar y mis papás me decían “tienes que ser como tu hermana”.

Hasta que estudiando el doctorado me tocó ir a la Universidad de Arizona y conocí a una feminista y entonces descubrí que no era rebeldía y que yo era feminista y empecé a leer y lo que quería era ser libre y empecé a ver que las mujeres no tenían esas oportunidades.

Crecí en Mante, un pueblo chico, siempre muy atacada, cuidando la honra. En los 80 las mujeres teníamos que esperar a que nos sacaran a bailar y yo detestaba eso y nos parábamos a bailar solas, para mí eso era revolucionario, quizás éramos muy criticadas, pero era muy feliz.

Ahora estoy muy adentrada en el feminismo y las defensas de la igualdad y apoyando a las mujeres que sufren violencia; yo fui sujeta de joven y todas hemos tenido novios abusivos alguna vez en nuestra vida, pero todas esas violencias que viví me han dado esta fortaleza y poder plantearme todo lo que quiero hacer conmigo y mi vida.

¿Mito o realidad, los espacios para mujeres?

En algunos de los temas, sobre todo de seguridad, hay mucha idea de que las mujeres no debemos estar en esos ámbitos, a veces sí se siente, lo vivimos en la Mesa, somos cuatro mujeres y 30 y tantos hombres. Pero no es tan difícil, son procesos que tenemos que ir impulsando, son barreras que a veces enfrentamos para estar en la igualdad de circunstancias que deseamos.

¿Qué es la familia?

Soy muy apasionada, disfruto mucho a mi familia, somos muy cercanos, siempre estamos juntos y pasó gran parte con tíos, hermanos, mi papá que aún está con nosotros, mis cuñadas, sobrinos y siempre estamos juntos y nos vemos, a mí me llena mucho, me fortalece mucho que tenemos una familia muy unida. No concibo que haya familia donde un hermano no se hable con otro hermano.

¿Le gusta la meditación?

Me gusta meditar y practicar yoga, las meditaciones son fundamentales para la paz que requiero, creo que se necesita reconocerse como una persona valiosa, que es capaz de vencer muchos obstáculos.

En redes sociales yo dejé de seguir a gente que no me aportaba nada y esto va desde a quien leemos, personas que nos puedan ayudar a crecer.

¿Qué género cinematográfico le gusta?

Me gusta el buen cine, también las películas clásicas como El Padrino y su trilogía y las analizo con la perspectiva del género y el poder de los hombres. Me aporta porque me ayudan a entender cómo se conjuga el poder entre los hombres y como no tienen participación los personajes femeninos, sí está la mamá pero en la cocina, en este sentido creo que el cine tiene mucho que darnos.

También me gusta el cine mexicano y soy fan del género apocalíptico y zombis. He visto de las muy buenas y las malas, la de El Despertar de los Muertos, todas me las echo.

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