Así funcionaban "las conchitas", el sistema hidráulico de Huamantla

"Las Conchitas" abastecían a la ciudad con agua de los manantiales de la Malinche.

Las conchitas en Huamantla. (Andrés Lobato)
Puebla /

Al fundarse la ciudad de Huamantla el 18 de octubre de 1534 carecía de un cuerpo de agua que le abasteciera del vital líquido. Por ello, los padres franciscanos construyeron un sistema hidráulico que se abastecía con agua de los manantiales de la Malinche.

Era un sistema de rodada conformado por tubería de mampostería por la cual corría el fluido en los campos de cultivo y zona boscosa; mientras que, en la ciudad, se ideó un sistema de distribución integrado por enormes fuentes, aljibes, pilancones y conchitas, estas últimas ubicadas en varias esquinas de la población y deben su nombre a que este venero tenía la forma del exoesqueleto de los moluscos.

Las fuentes fueron conocidas como “El Beso”, “La Llorona”, “La Bruja Alegre”, “Del Chivo”, de “Cantarranas”, “La Fuente Nueva”, “La fuente de Los Artesanos”, “De los Chorros”, entre otros.

De igual forma, más de 50 conchitas estaban ubicadas en la ciudad para abastecer a toda la población, la mayoría de ellas todavía existen.

Asimismo, había dos pilancones o pilas, que son depresiones que se producen en ciertas rocas, normalmente granitos o areniscas, y que se originan sobre irregularidades del cuerpo rocoso que retienen agua, produciéndose meteorización.

También tres aljibes, un recurso arquitectónico para almacenar agua, por lo general potable. El modelo tradicional árabe es un recipiente total o parcialmente subterráneo, construido o labrado y cubierto por una bóveda de cañón o ligeramente apuntada o en cúpula de casquete, hecha de ladrillo. En Huamantla eran conocidos como el del Dulce Nombre, Santa Anita y San Antonio.

En la actualidad todavía existen vestigios de esta construcción que se encuentran en lo que hoy es el Parque Nacional Malinche, en algunos terrenos de labor y en diversos lugares de la ciudad de los muéganos.

Incluso a unos cien metros de la entrada al centro recreativo, del lado derecho, puede observarse una arquería que formó parte del sistema de acueductos que abasteció a dicha ciudad desde el siglo XVI, y que fueron construidos a casi tres mil metros sobre el nivel del mar, lo que generaba que el agua bajara a una velocidad y fuerza considerable.

En siglos pasados, algunas de las calles tenían el nombre de elementos que integraban el sistema de abastecimiento de agua. Es así como las avenidas tenían la nomenclatura de Calle de la Fuente Nueva, del Aljibe y de la Fuente de la Llorona.

Hasta principios del siglo XX era común que existieran los aguadores, personas que abastecían y distribuían de agua a las poblaciones cuando el suministro aún no se había generalizado.

De igual forma, en la barranca de San Lucas, ubicada en el sur de la cuidad, se puede observar el albarradón, un dique que servía para evitar las inundaciones de la parte baja de la población.

Fue construido por Don Simón de los Santos, quien fue alcalde de la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX; para construirlo ocuparon parte de las instalaciones del agua rodada.

Actualmente la barranca se urbanizó y se construyeron diques contenedores para la bajada del agua de la Malinche en tiempo de lluvia, ahora se llama bulevar Cuamanco.

Cabe mencionar que los pilancones y el aljibe, entre otros elementos, funcionaron hasta los años de 1940-42, cuando se perfora el primer pozo de San Miguel; y que es hasta los años 60’s cuando todavía bajaba el agua por medio de este sistema.

mpl

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