Tras tocar fondo por consumo de drogas, la producción de Rosca de Reyes, les ha permitido rehabilitarse y tener un mejor panorama de la vida. Ellos son Édgar Eduardo y Jesús, miembros del equipo de al menos siete panaderos dentro Grupo Nueva Vida de Drogadictos Anónimos, A.C., en la ciudad de Torreón, quienes desde su ingreso a este grupo, han podido darle un nuevo sentido a su vida con el oficio del panadero, dejando atrás el consumo de sustancias como la marihuana o el cristal.
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La vida de Édgar Eduardo López López de 25 años de edad y de Jesús Rodríguez de 23 años, transcurrían de manera separada y no imaginaban que en algún momento iban a coincidir. Son encargados del Comité del Taller de Panadería; al principio, ellos aprendieron este oficio; hoy entre sus funciones está la de capacitar a otros compañeros que llegan a rehabilitarse y que toman el taller de panadería para darle un nuevo sentido a sus vidas.
“Nos enseñan un oficio más en nuestras vidas, para ocupar nuestras mentes, nuestro tiempo y no malgastar el tiempo que antes se destinaban a las adicciones; nos otorga una responsabilidad en tu vida cotidiana, que nos permitirá salir de manera más preparada, sin temor a conseguir un trabajo y a las responsabilidades”; dijo Jesús Rodríguez, quien tiene ya tres años en este taller.
Antes de entrar en el proceso de recuperación, Jesús dejó sus estudios inconclusos en la preparatoria. Ya en su etapa dentro del Grupo Nueva Vida, además de aprender el oficio de panadero, ya concluyó la carrera universitaria de Administración Fiscal:
“Antes tenía la idea de trabajar en una panadería, pero al terminar mi carrera, quizás busque la posibilidad de trabajar en el área fiscal”, comentó.
Por su parte, Édgar Eduardo comentó entrar a este taller de panadería le ha permitido conocer este oficio, desde hacer una galleta, el pan de muerto, hasta una rosca de reyes, le ha generado una gran satisfacción, lo que dice, le servirá para defenderse ya una vez que le toque regresar a su vida cotidiana y laboral, teniendo ya un oficio.
Antes de ingresar a este centro de rehabilitación, Édgar Eduardo no trabaja de manera formal, estaba en las calles; de vez en cuando realizaba labor de poda de pasto, árboles, de ahí obtenía el ingreso para sus cosas personales:
“Al llegar aquí, me han ayudado a hacer cosas que nunca antes había realizado, andando en el camino para ser una persona responsable”, explicó luego de ocho meses de actividad dentro de la panadería de esta agrupación.
El reto de la convivencia
Jesús Rodríguez reconoce que es complicada la convivencia. Hay que delegar responsabilidades, que recaen en una persona que tiene que tomar las decisiones que quizás a otros no les gustan, se molestan y viceversa:
“Pero cuando se hace a un lado esto y se busca sacar el trabajo adelante, sin importar las diferencias, puede salir adelante el trabajo”.
Participar en la elaboración de un pan tan simbólico como lo es la Rosca de Reyes, para Rodríguez le resulta importante, ya que se contribuye a mantener las tradiciones de la comunidad. Menciona que al encontrar al Niño Jesús en la rosca de reyes, se reciben múltiples bendiciones, tal y como lo señala la tradición y la iglesia a la que pertenece.
Ambos señalaron que el pronóstico de producción de rosca de reyes para este 2023 desde chicas, medianas y grandes, alrededor de mil 500 y una cantidad similar en tamaño mini. Puntos de venta, en Rodriguez Triana y avenida Universidad, en Salvador Creel y Constitución, en la Plaza Mayor así como en el Centro de Rehabilitación Nueva Vida. Con costo de la mini en 20 pesos, luego la chica en 150 pesos y la familiar en 280 pesos.
Cabe mencionar que del dinero que ingrese por la venta de las roscas, se destina en su totalidad para la operación de este centro de rehabilitación y la operación del taller de panadería.
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