De Torreón a Lerdo y de ida y vuelta, a bordo de su motocicleta, Raúl Pérez Mireles, torreonense de 47 años, se ofrece para hacer mandados y servicios que van desde cambiar un foco hasta pasear al perro, actividades que lo alejaron por lo pronto de su verdadera pasión, la pantomima.
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Afirma que comenzó muy joven mientras estudiaba en la universidad, capacitándose y acudiendo a talleres, festivales y por supuesto compartiendo escenario con grandes exponentes de esta disciplina.
“La pantomima siempre ha estado conmigo, yo estoy con ella por gratitud, me ha dado muchas satisfacciones y me ha permitido conocer muchos lugares, no solo de mi país, también del mundo”, comenta.
Trabajar sin dejar el arte
Debido a la pandemia, que no parece terminar pronto, ha tenido que dejar de presentarse y devolver anticipos porque muchos eventos fueron cancelados, además el bar donde se desempeñaba cerró también.
Ante tal situación, un día como broma se le ocurrió anunciarse en redes sociales para hacer mandados, mensajería y reparaciones del hogar, la respuesta sin esperarla llegó y las llamadas no paran desde entonces, “tal vez sea el temor de la gente que no quiere salir a la calle, pero he tenido mucho trabajo y no he hecho pantomima desde hace meses”.
Comenta Raúl que la respuesta de la gente ha sido grande y en sus redes sociales le hacen comentarios, “hasta la fecha no hay un solo comentario que diga, ‘se queda con el cambio’, siempre he sido muy entregado en lo que hago, y así como en la vida, en este trabajo también lo doy todo, y no me quedo con el cambio”.
Aunque muy pocas, dice que no han faltado las invitaciones a trabajar como mimo, pero afirma que ha sido responsable y ha tenido que negarse debido a que a veces las condiciones de salubridad no son las adecuadas para trabajar con niños.
En cuanto al apoyo gubernamental esperado para actividades culturales, específicamente la actividad teatral, Raúl comenta que durante la pandemia ha sido escaso.
“Ven a la pantomima como un talento olvidado, como un club dentro del teatro, si los grandes actores tienen que hacer trabajo virtual con boletaje en redes, imagínate aquellos que no estamos a cuadro en los grandes escenarios", comentó.
"A los mejor no somos un producto de primera necesidad como la canasta básica, u otros servicios, pero la gente necesita reír distraerse, soñar y evocar las historias que nosotros narramos. Los mimos somos contadores de historias, hacemos de algo ordinario algo extraordinario. Las autoridades minimizan nuestra actividad y por lo tanto su apoyo es casi nulo”.
Dice que son muchos requisitos para acceder a los programas gubernamentales y que existe nepotismo en la entrega de becas y recursos.
Mimo Kakool
Con 30 años realizando esta actividad artística, Raúl a encontrado su alter ego en el mimo Kakool, personaje con el que se ha presentado en diversos escenarios de México y que ha rebasado fronteras para representar a México en el “India International Mime Festival” en Calcuta en 2019, este año también fue invitado pero de forma virtual.
Este viaje se pudo realizar gracias al apoyo de sus compañeros del grupo de 'Pantomima movimiento', quienes, en conjunto con otras amistades, realizaron algunas actividades recaudatorias, además recibió ayuda del Instituto Estatal y Municipal de Cultura para pagar parte de los gastos.
La experiencia en la India, afirma, fue tan satisfactoria que le encantaría quedarse a vivir allá, “valoran mucho las actividades escénicas y de expresión corporal, y la invitación está abierta para regresar”.
Kakool afirma que La Laguna es el lugar donde más mimos hay en el norte del país, al parecer esta actividad es menospreciada por los jóvenes, las nuevas tecnologías dice, ha vuelto insensible a la juventud, el mimo siente con el estómago, piensa con el corazón y se enamora con la cabeza, comenta.
Por lo pronto, sobre dos ruedas, Kakool acumula experiencias de vida, recorre las calles de La Laguna haciendo los mandados, entregando paquetes, formándose en filas, mientras espera que la pandemia termine, y así, volver a pisar los escenarios y regresar al silencio que es donde mejor comunica.
RCM