El concierto estuvo preparado desde la 1:00 de la tarde pero se prolongó una hora para buscar al público y llevarlo hacia el Comedor de Migrantes Santa Cecilia, ubicado en la calle Querétaro entre Torreón y Gómez Palacio, en la colonia Las Julietas de Torreón.
Allí los activistas Irma Leticia Valles Ortega, Aldo Valdés, Saúl Sifuentes y media docena de voluntarios estuvieron preparados para ofrecer el pasado 24 de diciembre una comida completa, ropa, juguetes y palabras de aliento suscritas a una solidaridad inquebrantable pues el dar comidas calientes es una tarea que se realiza diariamente.
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El cantautor Alex Serhan se sumó a esta acción de gracias donde se pudo apreciar a la sagrada familia de carne, sudor y huesos pues parejas con mochilas al hombro y bebés en brazos, se movilizaban por las calles de Torreón buscando un respiro y el apoyo ciudadano en su tránsito de miles de kilómetros, primero sobre los vagones del ferrocarril y después en extenuantes jornadas a pie para alcanzar llegar a la frontera con los Estados Unidos antes de que concluya el año se recrudezca la política migratoria.
Para Serhan, presentarse en un gran escenario o sobre un banco colocado en la banqueta da igual y el repertorio que ofreció alcanzó para cantar en español, portugués e inglés en un contexto donde las palabras de aliento no sobraron y la visión global del artistas es el de repensar a la humanidad y su movilidad pues sabe que las canciones son fractales migrantes que se reproducen de voz en voz.
“Un músico lo es donde sea, en los más grandes escenarios y en los más pequeños; cuando toca hacer música lo haces y yo he sido migrante también. Yo he vivido en otro país y he estado en ciudades que no son la mía y me han ayudado; me han apoyado y me han dado de comer, me han abierto las puertas. Yo creo que es importante que lo hagamos todos, entonces el comedor es una plataforma donde nos sentimos Aldo y yo, y más activistas, pues motivados a ser parte de esto”.
Alex Serhan conoció este comedor cuando Aldo Valdés le compartió sus experiencias como defensor de derechos humanos, hace poco más de dos años atrás. Y dijo, sintió tanto respeto y admiración por la labor que quiso ser parte de ella. Fue así que comenzó a hacer visitas para apoyar con la visión de que Torreón, y la región de La Laguna en su conjunto, es una formada por migrantes.
“Torreón es una ciudad hecha por migrantes y entonces creo que ésta es una causa importante; todas las causas lo son, pero la migración lleva y trae información, nutre lugares, de cierta forma balancea las cosas aunque muchos puedan diferir conmigo. Es controversial el tema pero la naturaleza del ser humano es ser migrante, nómada, entonces hay que ayudarnos”.
Sentado en medio de la calle tocó y cantó para un público humilde pero susceptible y amable. Los niños estuvieron atentos en tanto que un hombre originario de Brasil intercambió algunas palabras con el cantante que le respondió en su idioma.
“Muchos lo saben, yo no soy guitarrista, es la realidad. Sé tocar la guitarra y hago mis canciones pero un poco estoy sujeto a lo que yo sé tocar en la guitarra, entonces hice la selección, por ejemplo, tengo una canción que se llama Mapa y quise abrir el concierto con ella porque es una canción que le viene bien a la gente que está migrando, es como una sensación de certeza dentro de tantas inseguridades cuando estás moviéndote de un país a otro”.
El cantante dijo que para este concierto se valió de la espontaneidad y fue sintiendo cómo se generó el cuerpo de show. Y agradeció el que todo saliera bien y gozara de la compañía de un público distinto pues aunque los artistas esperan luego las grandes ovaciones, en realidad no saben las fibras que de pronto remueven.
“A veces algunos artistas se sacan de onda porque no reciben una ovación y yo nunca subestimo el efecto que puede llegar a tener una canción, entonces me siento satisfecho y contento, yo creo que las navidades son una fecha sensible; hay quienes están contentos y quiénes no. Se celebra a la familia migrante, la familia que se hace, a los que les tocó en el vagón y luego se encuentran, hacen amistades, se hacen cómplices y luego siguen su camino. Ser migrante es fuerte y los que estamos contentos y somos afortunados de cierta forma, si podemos esparcir eso, está chido”.
aarp