Vaquita marina podría sobrevivir por su cuenta si se elimina pesca de enmalle: estudio

Biólogos de la Universidad de California en Los Ángeles han determinado que si se detiene este tipo de pesca en el Golfo de California, la población de la vaquita tiene muchas posibilidades de recuperarse.

Se tiene registro de sólo 10 ejemplares. (AFP)
Estados Unidos /

Aunque la población de vaquitas marinas (Phocoena sinus) llegó al mínimo histórico de su población con ocho ejemplares y una o dos crías, siendo el mamífero marino en mayor peligro de extinción del mundo, un equipo de investigadores sostiene que aún hay esperanza, si se eliminan las redes ilegales para la pesca de totoaba.

Un estudio internacional e interinstitucional publicado en la revista Science, en el que participó un investigador posdoctorante de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav, desestima la hipótesis de la inminente extinción de la vaquita marina, como resultado de la endogamia -apareamiento entre individuos emparentados-, y prevé una recuperación significativa de la especie en menos de 50 años, si se elimina la mortalidad incidental en redes agalleras en su hábitat natural, en el Alto Golfo de California.

El interés del mercado negro de China y Honk Kong por la vejiga natatoria o buche de la totoaba -el órgano de flotación de los peces-, ha llevado a pescadores furtivos a extender en el Mar de Cortés redes agalleras o de enmalle, para la captura del codiciado pez, y donde muere atrapada la vaquita marina, lo que ha llevado a esta especie al borde de la extinción.

Sergio Fabián Nigenda Morales, partícipe de la investigación y posdoctorante del Cinvestav, explicó que al reducirse drásticamente la población de vaquitas marinas se pensaba que la especie estaba destinada a la extinción, pues su reproducción sería resultado de la endogamia, y con ello los nuevos individuos presentarían problemas congénitos capaces de llevar al declive de la especie.

Fue así como un grupo de expertos, entre los que figuran Robert Wayne, Phillip Morin y el mexicano Lorenzo Rojas Bracho, de la Universidad de California, además de miembros de la Oficina estadunidense de Administración Oceánica y Atmosférica y el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas-Sinergia, decidieron secuenciar el ADN de 20 muestras de vaquitas marinas, representantes de tres generaciones distintas de esta especie.

Las muestras fueron recolectadas a lo largo de los últimos 30 años como parte de la recolección de tejidos de animales varados o muertos en redes agalleras. Con ese material realizaron una de las secuencias masivas más detalladas para cualquier especie en peligro de extinción, a fin de obtener información específica de la variabilidad genética de la vaquita marina, conocida como heterocigocidad.

“Confirmamos que la heterocigocidad de la vaquita marina es una de las más bajas en el reino animal; es decir, su genoma no es tan diverso. Con esa información nos planteamos si ese fenómeno se debía a una endogamia reciente, resultado de los pocos individuos en su población actual, o era una característica común de la especie, siendo esta última opción encontrada a partir de la evidencia genómica, al percatarnos que la reproducción entre parientes es histórica en estas marsopas”, mencionó Nigenda Morales.

Si bien, en muchas especies una escasa variabilidad genética podría ser riesgosa, en el caso de la vaquita marina, los investigadores identificaron que a partir de un proceso de selección natural el organismo ha purgado a lo largo de su historia las variantes genéticas más dañinas (llamadas deletéreas) relacionadas a la presencia de enfermedades o defectos congénitos graves; de esa forma se entiende la sobrevivencia de la especie a lo largo de la historia y a pesar de tener una población reducida.

A partir de toda la información recabada, los investigadores decidieron procesar los datos, tanto ecológicos como genéticos en un programa simulador capaz de predeterminar la viabilidad de la especie en los próximos 50 años.

Entre los escenarios simulados se consideró la remoción total de redes agalleras, en cuyo caso se tendría una recuperación de la especie con hasta 300 individuos para el año 2070; de lo contrario, con menor protección, la especie desparecería en pocos años.

A decir de Sergio Fabián Nigenda Morales, la vaquita marina es una especie que, aún frente al peligro al cual está expuesta en estos momentos, ha sido resiliente durante toda su existencia, y es el trabajo de la sociedad en su conjunto ofrecer las condiciones a fin de conservarla por muchos años más.

“La especie se ha encargado de adaptarse y sobrevivir, ahora depende de nosotros como sociedad y gobierno hacer todo lo posible para que eso suceda”, concluyó el investigador.


ledz

  • Fanny Miranda
  • Reportera de MILENIO, fan de la naturaleza y cazadora de atardeceres. Por sus trabajos sobre medio ambiente, ha ganado el Premio Aleman de Periodismo Walter Reuter 2022 (2do lugar) y Premio Nacional de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación en 2016, entre otros.

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