Volcán de Colima, con actividad explosiva de baja intensidad

Investigadores de la Universidad de Colima señalaron que realizan estudios en el coloso para predecir posibles afectaciones y elaborar planes de contingencia.

El semáforo de alerta sigue en amarillo tras detectarse elevada actividad en el Volcán de Colima (Cortesía).
Edgar Rodríguez
Colima /

A casi un mes de que las autoridades de Protección Civil activaron la alerta amarillo por el incremento en la actividad sísmica del Volcán de Colima, el coloso continúa con actividad sísmica explosiva de baja intensidad.

Durante la conferencia ¿Qué tan quieto está el Volcán de Colima?, Raúl Arámbula y Nick Varley, investigadores de la Universidad de Colima, explicaron que éste es uno de los ciclos del coloso de fuego, como sucede en otros volcanes de su tipo.


Sin embargo, se dijeron preocupados por el alcance de algunas amenazas debido a esta actividad, como la caída de ceniza, el magma, flujos piroclásticos, flujos de gas, las explosiones de tipo vulcaniana o pliniana, y el colapso del domo.

De acuerdo con Nick Varley, se cree que si una fumarola llega a grandes alturas, el riesgo es mayor, pero esto no es así, pues la altura no depende exclusivamente de su intensidad, sino que en ella influyen otros factores, como el viento. 

Por el contrario, “la intensidad y el volumen del magma, así como el gas, son importantes para conocer cuánta energía se libera en una explosión”.

Ante esto, agregó que es importante el monitoreo con el que se conocen parámetros como sismicidad, temperatura o deformación, entre otros, que ayudan a los investigadores y a las autoridades de Protección Civil a tomar decisiones y así prevenir y reducir los posibles daños.

En este sentido, Raúl Arámbula compartió que el monitoreo del Volcán de Colima se realiza con sismómetros de banda ancha a su alrededor, tres sensores de infrasonido, seis cámaras de luz visible, una cámara térmica fija, un inclinómetro y un GPS.

“El ciclo que estamos viendo comenzó el 24 de abril con un incremento ligero en su actividad sísmica, pero hasta el 26 su frecuencia aumentó; esto se debe a que hay fluido moviéndose. 
"A veces no sabemos si es magma, gas o dióxido de azufre, pero hay movimiento sísmico y sabemos que algo pasa. Fue hasta el 11 de mayo cuando tuvimos la primera manifestación superficial, que es una pequeña explosión, lo que nos dice que efectivamente el magma se sigue moviendo, que el gas ya llegó a la superficie y está haciendo presión en el conducto”, precisó.

La importancia de estos datos, añadió Raúl Arámbula, “es que nos ayudan a conocer hasta dónde puede afectar la amenaza volcánica.

"Dado que una erupción volcánica incluye varias amenazas, lo que queremos saber y también predecir es qué puede pasar, no sólo si se trata de una erupción; queremos saber quién puede resultar afectado con esta actividad, por eso es importante conocer el pasado, para presentar datos y hacer planes de emergencia y evaluaciones de suelo, que es donde hay muchos errores”, puntualizó.

Los investigadores señalaron que el proceso por el que pasa el Volcán de Colima podría ser el fin de un ciclo y el inicio de otro, para después volver a la calma. De acuerdo con los últimos datos, dijeron, el coloso presenta actividad explosiva de baja intensidad.

RLO

LAS MÁS VISTAS