Durante la clausura del Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan en Chiapas, las zapatistas llamaron a apoyarse, protegerse y defenderse de los embates que puedan sufrir en la lucha por la libertad, la justicia y la vida.
El mensaje de cierre, leído por la comandanta Jéssica, conmocionó a las presentes tras escuchar que la empatía fue la emoción que más predominó durante los tres días que duró el congreso, en el que la mayoría de las mujeres compartieron sus historias de violencia, ante un público que comprendió sus heridas.
Asimismo, felicitó a las “luchadoras” por haberse organizado para escuchar, comprender, dialogar y generar propuestas que ayuden a “parar las violencias que sufrimos.
“Llegamos a un acuerdo de decir, de comunicar y de gritar que no estamos solas, que no estás sola compañera y hermana; pero no basta, no es solo consuelo lo que necesitamos y merecemos es la paz y la justicia”, sostuvo.
Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Los zapatistas han ejercido el autogobierno en una amplia franja de Chiapas desde que se levantaron en armas en pro de mayores derechos para los indígenas en enero de 1994. El gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari negoció una tregua hace más de 25 años, y con el tiempo los insurgentes han adoptado otras causas de resistencia civil.
Exhortó a las mujeres a no perder el contacto y a poner en práctica todo lo que aprendieron y experimentaron durante el encuentro, que tendrá su próxima edición en marzo del 2020.
“Tenemos unos meses hermanas y compañeras para avanzar en este trabajo no vaya a ser que el próximo año nos encontremos y sigamos con la violencia hacia las mujeres y sin ideas ni propuestas que la hagan parar”, puntualizó la comandanta Jéssica.
Luego del discurso, el acto de despedida preparado por las milicianas y el canto de denuncia chileno Un violador en tu camino provocó los aplausos de las presentes, quienes se fueron satisfechas de las vivencias en el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan en el Caracol Morelia.
Más de 3 mil mujeres acudieron el fin de semana a un enclave zapatista autónomo para unirse contra el patriarcado, la violencia y el capitalismo.
Vestidas con camisas cafés, pantalones verdes y pasamontañas, su imagen ha sido admirada desde hace tiempo en ciertos círculos activistas. Algunas mujeres vigilaban la puerta de acceso con arcos y flechas, una imagen militarizada, pero algo anticuada, de un movimiento que ha seguido atrayendo la atención internacional.
A la reunión acudieron mujeres de lugares lejanos, incluyendo Argelia y Siberia, afirmó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en un comunicado. Las asistentes durmieron en campamentos de tiendas erigidas entre las montañas selváticas de los alrededores. Hablaron ante multitudes de cientos de personas acerca de la violencia que han enfrentado en sus comunidades, incluyendo abusos en su niñez y migración forzada. En las horas de esparcimiento participaron en clases de baile, talleres de bordado y de defensa personal.
“Estamos viendo la fuerza de las mujeres que se levantan con permanencia para reivindicar sus derechos, y no desde un discurso neoliberal, pero como pertenecientes de esta tierra, como cuidadoras de este territorio. Es un ejemplo de rebeldía para el resto de Latinoamérica”, dijo Alba Vanegas, de 27 años, trabajadora social de La Sabana de Bogotá, que trabaja con víctimas del conflicto armado colombiano.
RLO