En la actualidad casi 70% de los juegos son en línea, los usuarios interactúan con otras personas, muchas veces sin saber quién está del otro lado de la pantalla, lo que los expone a diversos riesgos que varían de acuerdo con la edad, como puede ser el acceso a contenido inapropiado, acoso y abuso sexual, robo de identidad y de datos personales, entre otros.
En cualquiera de los casos, el denominador común entre las víctimas de ataques es la confianza, ya que los jugadores recurren a estos espacios como una forma de entretenimiento, y lo último que piensan es que pueden ser engañados o estafados.
“Se trata de un mundo que, además, favorece la idea de los perfiles anónimos, los avatares o el álter ego, eso es parte del juego, lo que representa una ventaja para quienes ingresan con una intención maliciosa”, asegura Juan Marino, gerente de Ciberseguridad de Cisco para América Latina.
Para entender mejor cómo cuidar la seguridad informática, a continuación se presentan las cuatro amenazas más frecuentes de los videojuegos en línea:
Exposición a contenido inapropiado. La falta de controles parentales, supervisión y horarios de juego son factores que aumentan la probabilidad de que los menores de edad estén expuestos a contenidos inapropiados, los cuales van desde lenguaje obsceno y consumo de sustancias nocivas, hasta imágenes de crueldad y violencia explícita o de índole sexual.
Bullying. En el caso de los niños y adolescentes, se ha observado que el bullying ha trascendido el entorno escolar, y cada vez es más común observar que los acosadores recurren a las redes sociales, correos electrónicos y videojuegos para continuar con el hostigamiento hacia compañeros o conocidos.
Grooming. La falta de restricciones en las plataformas de juegos ha dado pie a que los delincuentes prácticamente ingresen a las habitaciones de niñas, niños y adolescentes, haciéndose pasar por menores de edad o bajo el seudónimo de alguna celebridad, con la intención de ganarse su confianza para obtener información personal o imágenes comprometedoras, que derivan en una relación de abuso y extorsión.
Robo de identidad. La mayoría de los juegos multijugador tienen la opción de intercambiar mensajes de voz y texto con otros usuarios o de hacer streaming, lo cual puede ser aprovechado por los ciberdelincuentes para obtener datos personales conduzcan al robo de perfiles o cuentas avanzadas que posteriormente se ponen a la venta en la dark web, aunque en la mayoría de los casos lo que realmente buscan es acceder a información bancaria o medios de pago asociados a la cuenta, o escalar aún más para ingresar a otras plataformas –personales o laborales– que utilice la víctima.
“Esto es resultado de la falta de higiene en materia de ciberseguridad, ya que muchas personas utilizan el mismo usuario y contraseña en distintas plataformas, y cuando alguien roba esa información o se filtra, es posible acceder a otro tipo de servicios más críticos o incluso a información de otros integrantes de la familia. Se trata de riesgos que no distinguen edad o género”, apunta Marino.
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Protección para jugar
Para reducir la vulnerabilidad mientras se juega en línea, el especialista en ciberseguridad recomienda utilizar nombres de usuario que no sean vinculantes con la identidad real de las personas, como pueden ser nombre, edad o año de nacimiento, ubicación o fotografías personales. De igual forma se sugiere utilizar una contraseña segura y agregar un segundo factor de autenticación para proteger la cuenta.
Otro punto es revisar la configuración de privacidad y mantener los datos personales de manera privada, ya que por default las plataformas permiten recibir invitaciones o mensajes de cualquier usuario, generando que el nivel de exposición sea mayor.
En el caso de los menores de edad, se deben restringir los parámetros al máximo, tanto en consolas, computadoras como teléfonos celulares, para asegurar que solo tenga contacto con usuarios conocidos.
En el caso de los medios de pago, es preferible recurrir a tarjetas de prepago o compra de créditos, en lugar de dejar almacenados los datos bancarios.