Familiares y amigos despidieron por última vez a Dana Paola Arcos Reyes, que con 13 años de edad tuvo muerte cerebral por diabetes infantil y cuyos padres tomaron la importante y difícil decisión de donar sus órganos.
Su padre, Juan José Arcos, señaló que así lo eligió en conjunto con su esposa Angélica María Reyes, para ayudar a salvar a más niños cuya vida depende de un órgano o por el simple hecho de mejorar su calidad de vida.
“Niños que realmente necesitan los órganos y con sus padres estuvimos de acuerdo con esta decisión para darle vida a los niños que lo necesitan, mi hija tenía diabetes tipo uno, duró casi dos meses internada”.
Dana Paola contribuyó en la segunda procuración multiorgánica realizada en el Hospital General Regional número 6, en Ciudad Madero, en toda su historia. Con esto tres menores, de entre 10 y 15 años de edad, mejorarán su calidad de vida.
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Fue el sábado 22 de febrero cuando acudió a Ciudad Madero un equipo de especialistas de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) número 25 del IMSS, en Monterrey, Nuevo León, quienes procuraron el hígado, riñones y córneas de la adolescente de 13 años que fue diagnosticada con muerte cerebral.
El hígado será trasplantado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, en la Ciudad de México; los riñones fueron trasladados vía aérea al Centro Médico del Norte de Monterrey, para el mismo fin; y las córneas se quedarán bajo resguardo del HGR número 6, en espera de ser requeridas.
Que siga la donación Fue en el cementerio ubicado en la zona centro de Altamira, en donde el padre de la pequeña reconoció que en estos tiempos en donde se viven casos de violencia hacia las niñas y mujeres, también hay quienes hacen cosas positivas como su hija, que por medio de sus órganos dará vida a más niños que padecen alguna enfermedad.
“Hago un llamado para que exista la cultura de la donación, es cuestión de ponerse la mano en el corazón. La niña era alegre, juguetona, hiperactiva mi niña. Tenía bastantes amigos que la querían bastante, doy las gracias a todos los que han estado con nosotros en estos momentos”.
Asimismo su maestra, Claribel Cruz Delgado, quien estuvo acompañando a Dana durante los casi dos meses que estuvo internada en el hospital de Ciudad Madero, recordó lo alegre e hiperactiva que siempre fue.
“Es algo maravilloso que con su partida de vida, ayudará a más personas y que esto va a ayudar a concientizar a la donación de órganos, porque a veces podemos ser egoístas; este fue un acto de amor de ellos para su hija y de su hija para la sociedad, es algo que se les reconoce”.
Durante su internado por complicaciones en su salud, le entregó a Dana las cartas que escribían sus compañeros de clase con mensajes de ánimo, le ponía sus canciones favoritas y los enlazaba a través de diversas video llamadas.
“Con ella siempre hubo una alegría constante, todo el tiempo era feliz, te abrazaba, era muy cariñosa y así como era en la vida, así lo fue en su muerte al donar sus órganos. Se fue como lo que es, una heroína que regaló más vida”.
Cuando se mantuvo internada hubo lapsos en donde presentaba mejoras importantes, incluso en una ocasión pidió permiso para comer un rico hot-dog que tanto se le antojaba y lo pudo hacer. Sus amigos como Fernanda, Emiliano, Ángel David, entre otros alumnos del Centro de Atención Múltiple (CAM) Altamira, donde ella estudiaba, estuvieron con ella en todo momento y nunca perdieron contacto.
Fue durante este lunes, día de la Bandera, cuando vestidos de blanco y con globos del mismo color, un gran número de personas se congregaron en el cementerio ubicado en la zona centro de Altamira para darle el último adiós, no sin antes dedicarle unas palabras y un aplauso por las vidas que salvó con su donación.
“Es mi lecho de vida” Correspondió a su maestra, Claribel Cruz Delgado, leer la carta de donación de la pequeña Dana.
“No llamen a esto mi lecho de muerte, llámenlo mi lecho de vida y permitan que mi cuerpo ayude a otros en su intento de tener una vida plena”.
“Den mi vista al hombre que nunca ha visto el amanecer y den mi corazón a una persona cuyo propio corazón ha causado más que interminables días de dolor, mis riñones a quien depende de una máquina, si hacen lo que les pido, viviré para siempre”.
Las lágrimas y los aplausos se hicieron presentes en los amigos y familiares de Dana Paola, quienes agradecieron su gran acto y a quien recordarán para siempre, ya que con sus órganos, como ella lo dijo, seguirá viviendo pero en otras personas.
ELGH