Bogotá, un destino con café, ron y rumba

Hace 20 años era poco probable que los viajeros seleccionaran Bogotá para vacacionar. De hecho, hasta los viajeros de negocios preferían evitar el destino, debido a la violencia que vivía en ese entonces el país entero. Hoy la pacificación del país y el intenso trabajo del sector turístico y gubernamental, ha permitido que millones de personas visiten la capital de este país de forma segura, teniendo una de las mejores experiencias de viaje que ofrece América del Sur.

 Es muy sencillo llegar a Bogotá, una de las aerolíneas líderes en el continente, COPA Airlines, ofrece vuelos muy prácticos con un nivel de servicio extraordinario, haciendo escala en el Hub de las Américas: el aeropuerto de Tocumen en Panamá. 

El aeropuerto El Dorado en Bogotá ha tenido una expansión muy importante y es uno de los más cómodos y eficientes de Latinoamérica. 

La ciudad es una delicia, sus enormes edificios de ladrillo rojo y su casco histórico cerca de las montañas nos dibuja siluetas campiranas con todo el espírito de una gran urbe.

 El Museo del Oro y el Museo Botero son, en principio, los dos en la lista de prioridades de visita en esta ciudad. Por su parte, la Plaza Bolívar en el Centro Histórico, la catedral, así como la visita al Montserrate en la parte alta de las montañas, nos muestran de primera mano la esencia de la capital de Colombia. 

En los últimos años, la zona norte de la ciudad vive entre la bohemia y la rumba, pues ahí se encuentran cafés y restaurantes de fama internacional como Andrés Carne de Res y el Gaira Café, propiedad del músico Carlos Vives. Las noches en la zona rosa de Bogotá están llenas de música, baile y buen ron; esta ciudad tiene una vida nocturna única, de las mejores en América del Sur. 

La oferta hotelera es creciente, cada año abren nuevas propiedades de cadenas internacionales y locales. La industria hotelera mexicana tiene una presencia sólida a través de los hoteles City Express, en sus categorías Junior y Plus que se ubican a unos pasos del aeropuerto de El Dorado, justo en la vía que conecta el centro de la ciudad con la terminal aérea.

 Moverse en Bogotá es sencillo, los taxis y VTC (vehículo de transporte con conductor a través de aplicaciones electrónicas) son muy económicos y seguros. En las horas pico suele haber tránsito lento, así que es recomendable moverse en Transmilenio –el transporte que sirvió de ejemplo para la construcción del Metrobús de la Ciudad de México–, que es muy seguro.

La magia de los mercados

 Los mercados son también experiencias que vale la pena vivir. El de Paloquemado es muestra de la diversidad de frutas y verduras que se cosechan en todo Colombia. El de la Perseverancia es un bello ejemplo de cómo a través del rescate de espacios públicos, se pueden crear productos turísticos. 

También hay diversos tostadores de café, más allá de las reconocidas marcas Juan Valdés o Xue, hay familias que aún trabajan con pequeños lotes, seleccionan y tuestan los granos de arábiga, obteniendo sabores y aromas exquisitos.

 En los alrededores de Bogotá vale la pena visitar la Catedral de Sal de Zipaquirá, una vieja mina de sal que se transformó en catedral y centro de reuniones de alto nivel. También en las montañas que rodean la ciudad, se pueden hacer visitas a los páramos a caballo, para ver el lado rural de la ciudad.