La cerámica conocida como “Talavera”, símbolo de la identidad mexicana, se originó en el corazón del antiguo imperio persa, en el actual Irán, donde la adoptaron los árabes quienes, tiempo después, la llevarían a España.
Con el paso de los siglos, los mejores talleres de Talavera surgirían en la región española de Castilla-La Mancha, desde donde fue traída a México por los nobles que acompañaban a los primeros virreyes.
Aquí la fabricación de esta cerámica de lujo se asentó en Puebla. En 1653 el virrey duque de Albuquerque reguló su producción y la autorizó en 20 talleres. Sin embargo, para principios del s. XIX la tradición de la Talavera había caído en desuso, dado su elevado costo.
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Para evitar su desaparición, en 1824, don Dimas Uriarte compró los restos del único taller sobreviviente, llamado “La Guadalupana”, y sobre ellos fundó la Casa Uriarte Talavera, reconocida como la primera marca de lujo mexicana.
Visitar la Casa Uriarte en el centro histórico poblano es retroceder en una máquina del tiempo para descubrir cómo vivía, qué comía y cómo era el gusto de la clase alta en el México de antaño. Se puede observar el proceso para elaborar Talavera, incluyendo molinos jalados por burros, hombres amasando el barro con los pies y mujeres pintando jarrones con pinceles de pelo de mula.
Los tours son gratuitos todo el año de lunes a viernes a las 11 am.