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Cuatro elementos esenciales para tu propósito de vida

Si tienes claro qué valores son esenciales para tu vida, cuáles son tus fortalezas, qué disfrutas hacer y por quiénes quieres luchar, tu bienestar está cerca de tu alcance, sino es que ya lo estás disfrutando.

Ciudad de México /

Estos cuatro elementos son esenciales para marcar el rumbo de tu existencia y para gozar de tu felicidad.

Si nos leíste en nuestra última publicación, ya habrás adivinado que te voy a hablar del propósito de vida. Esa gran meta trascendente que organiza tus actividades y que orienta tus esfuerzos hacia la forma como tú quieres contribuir a mejorar nuestra humanidad.

Un propósito te libera de dudas y hace que te sientas feliz, incluso en medio de adversidades.

Rosalinda Ballesteros invita a reflexionar sobre los propósitos de vida para empezar 2025 | Especial
Rosalinda Ballesteros invita a reflexionar sobre los propósitos de vida para empezar 2025 | Especial

Está demostrado que las personas que tienen este tipo de metas trascendentes son más felices que quienes no la tienen.

Es tan esencial, que uno de los propósitos más importantes que tenemos en la Universidad Tecmilenio, donde trabajo, es que nuestros estudiantes definan su propósito de vida en los primeros semestres del año y así contribuir a su bienestar.

Incluso, en el Instituto que me toca dirigir estamos por cambiar de nombre a Instituto del Propósito y Bienestar Integral del Tecmilenio.

Varios me pidieron un método para ayudar a definir su propósito de vida, así que, como decimos por acá, toma pluma y papel y apunta esta sencilla fórmula que te puede ayudar a encontrar ese tesoro por el que quieres luchar.

Manos a la obra

Un primer paso es que tengas claro cuáles son esos valores que más aprecias y que no puedes permitirte negociar: ¿la justicia?, ¿la familia?, ¿la confianza?, ¿la lealtad?. Tú sabes cuáles son, sólo tienes que preguntarte y responder con la mayor sinceridad posible.

El segundo elemento son tus fortalezas. Son esas cualidades que tú ya traes de manera natural o porque desde niño las trabajaste y que te ayudan a perseverar en la conquista de algunos valores: la honestidad, la alegría, bondad, curiosidad, amor, etcétera.

Aquí, puedes ayudarte de tus amigos, que te digan cuáles creen ellos que son tus fortalezas; puedes auxiliarte de un profesional de la psicología o hacer un test gratis en línea del Instituto VIA de Carácter, un organismo sin fines de lucro que siempre recomendamos.

El tercer elemento es lo que te gusta hacer. Sí, ya sé, a veces parece que las cosas importantes no son placenteras, pero resulta que podemos estar equivocados.

Por ejemplo, entre mis principales fortalezas se encuentra el asombro y el gusto por aprender, lo cual se relaciona bastante con mi actitud de estudiosa que siempre tuve desde la infancia. Era de esas niñas que para otros parecen aburridas porque se la pasa haciendo la tarea, pero me ha servido para trabajar en la academia, escribir u ofrecer conferencias.

Así tú, algo te gusta hacer, te causa mucha satisfacción. Esta tercera lista la debes construir con una frase que inicie con un verbo, por ejemplo: estudiar el comportamiento humano, organizar las tareas de grandes proyectos, caminar en el campo, etcétera.

Por último, ¿por quién quieres luchar?: ¿por tu familia nuclear?, ¿la extendida?, ¿por tu comunidad?, ¿por los mexicanos?, ¿los migrantes?, ¿por la naturaleza en un lugar concreto? Ten claro cuáles de sus necesidades quieres aliviar e imagina cómo deseas que se transforme su vida con tu esfuerzo.

Al observar los elementos de estos cuatro grupos, notarás que algunos se entrelazan mejor. Puedes entonces experimentar frases que te llenen de entusiasmo y compromiso.

Por ejemplo, puedes decir: “Con mis fortalezas de bondad, inteligencia social y vitalidad me voy a apoyar a fin de organizar fiestas altruistas (valores de bondad y solidaridad) para que los pequeños de las zonas pobres del poblado en que vivo puedan alimentarse adecuadamente en los primeros siete años y garantizarles una óptima salud física y mental.

Por supuesto, tu propósito no va a brotar en la primera frase que elabores, ensaya varios ejemplos, pero tampoco te costará mucho formularlo si has contestado con sinceridad.

Tu propósito puede ser tan sencillo como cuidar a la familia (¡ajá!), los hijos, los padres; o tan ambicioso como contribuir en la llegada del hombre a Marte. Si observas, los “sencillos” como los de “ambiciosos” son de gran trascendencia.

Por último, te voy a insistir en que no luches contra ti mismo. Si no eres fuerte, perseverante, no te gusta nadar, odias el agua fría y cruzar el Canal de la Mancha en invierno nadando no beneficia a nadie, es un propósito que no debes imponerte.

En México, y en muchos países, cuando un niño está pensativo se le llama la atención por estar “haciendo nada”. Pero en realidad está pensando, y nos hacen falta muchas personas que piensen, sólo hay que canalizar esa y muchas otras fortalezas adecuadamente.

Sólo me queda decirte que hagas lo posible por trazar tu propósito de vida, lo compartas con quien más quieres (conmigo, si es de tu gusto) y que seas muy feliz.

MGR

  • Rosalinda Ballesteros
  • Directora del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio

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