La reina Isabel II pasó a la historia como la monarca más longeva del mundo, además de la de mayor tiempo en el trono de la corona británica.
Por 70 años el Reino Unido de la Gran Bretaña, y las naciones pertenecientes a la Commonwealth, tuvieron a una misma jefa de estado, lo que generó estabilidad incluso ante los acelerados cambios sociales, económicos y geopolíticos experimentados a lo largo de las décadas.
La aceptación y popularidad de la familia real, y en particular la de la soberana, la posicionaron como una de las personas más queridas de su pueblo y la comunidad internacional, por ello resulta natural que más de uno deseara lo que parece imposible: la asistencia de la reina a un evento tan personal como una boda.
La reina Isabel II sorprende a invitados de boda junto a su esposo
En el año 2012 la pareja conformada por John y Frances Canning contrajeron nupcias en la ciudad de Manchester. La boda fue prevista con meses de anticipación, por lo que para llevar a cabo la ceremonia y celebración reservaron el ayuntamiento de la ciudad.
Lo anterior parecería la planificación natural de cualquier evento de esta índole, no obstante, todo cambió cuando el novio se enteró de que la reina Isabel II junto a su esposo, el duque de Edimburgo, almorzarían allí mismo; sin pensarlo decidió enviarles una invitación. La pareja real se encontraba en medio de una gira como parte de los festejos por los 60 años de reinado de Isabel II.
El Palacio de Buckingham declinó la invitación, no obstante, sorpresivamente Isabel y Felipe ingresaron al recinto para saludar a los recién casados, así como conversar con ellos y fotografiarse.
De acuerdo con lo declarado a ‘The Sun’, la pareja consideró a este como su mejor regalo de bodas, además, agradeció la molestia de la pareja real por hablar con ellos.
FM