De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa), la Rosca de Reyes se acostumbra comer en la Epifanía, el 6 de enero, para conmemorar la visita de los Reyes Magos al niño Jesús, de acuerdo con la tradición cristiana.
Su forma representa una corona con incrustaciones de “joyas” de fruta caramelizada y nueces. Es un pan muy popular en México y España; tradición que bajo un entorno de pandemia, invita a la convivencia familiar y estimula la empatía compartiendo dicho pan.
Industria panificadora proyecta buenas ventas
La industria panificadora de La Laguna visualiza buenas ventas por la temporada de Día de Reyes. Alfredo Torres, representa toda una tradición como maestro panadero en una cadena de panaderías regional.
“Cada año nos la jugamos en el sentido de que ahora hay mucha competencia en los centros comerciales por almacenes de grandes cadenas, que la elaboran con producto preparado. Ya no hay buenos maestros panaderos porque no les quieren pagar lo que deben”, lamentó.
En medio de una pandemia que ha pegado la salud de una parte de la población en La Laguna, visualiza un panorama óptimo en el consumo de este pan, pues asegura, las familias permanecerán en casa, aunque sólo se perderá el consumo en oficinas. Sin embargo, si bien no comprarán grandes cantidades, las familias sí la consumirán y se piensa que la venta se va a mantener.
“Muchos se quejan de este año, pero mi pensamiento es que este año nos dejó cosas positivas para nuestras familias; la idea es que no nos deje con la amargura de no poder hacer las cosas, por el contrario, si tenemos la salud y hemos superado muchos retos, tenemos la posibilidad de concretar otras cosas y seguir creciendo como personas”, reflexionó.
Recordó que el año pasado, la producción fue de 2 mil 900 roscas, aunque en 2018 fue una cantidad mayor. La meta pronosticada ahora es de 4 mil roscas, para lo cual ya se surtieron de los ingredientes como la biznaga, mantequilla y cajas para el empaque, que en lo general han aumentado su precio.
La terapia ocupacional que cambia vidas
El Grupo Nueva Vida de Drogadictos Anónimos, ubicado en Torreón, ha dedicado décadas para elaborar pan en su taller de panadería. Siendo una de las actividades que sirven como terapia ocupacional, el aprender el oficio de panadero ha cambiado la vida de decenas de jóvenes que están en ese proceso de rehabilitación para salir de las drogas.
Así lo comenta Víctor Dylan Ruiz González, originario de Toluca, Estado de México:
“El tener esta área de terapia ocupacional se hace con el fin de que aprendan el oficio y que puedan tener una reinserción social productiva con el oficio de la panadería. Incluso muchos han puesto su panadería, que aprendieron y pusieron su propio negocios”.
No se requiere de tener conocimientos previos, aclara: “Tenemos una palabra constante, lo único que se necesita es disposición de querer aprender. Luego como jóvenes se nos dificulta hacer esto consciente”.
Si bien este aprendizaje forma parte de su rehabilitación, el trabajo que realizan es voluntario. El pan que producen se vende en diversos puntos de la región. Afuera de algunos centros comerciales. En el exterior del Mercado de Abastos y algunas iglesias.
Así pasará con la Rosca de Reyes, cuyo valor va de acuerdo al tamaño: La chica 100 pesos, la mediana 150 pesos, la grande 200 pesos.
Las que llevan un relleno en particular como queso filadelfia, zarzamora, nuez o nutella, varía su precio.
Otros talleres que tienen este centro son: Terapia audiovisual, películas motivacionales o cristianas donde se aprende el concepto del perdón.
Así como la terapia deportiva. Antes salían a jugar fútbol, pero ahora con la pandemia, se enfocan al gimnasio que tienen en las mismas instalaciones. Esta casa tiene cupo para 60 personas. Ahora hay entre 35 a 40 personas que realizan diversas actividades y van adquiriendo diversas responsabilidades dependiendo del tiempo que tengan en el lugar.
Martín Bravo, con más de diez años en la panadería
El maestro pastelero de este centro de rehabilitación es el mazatleco Martín Bravo López, de 32 años de edad, quien a su vez le enseña a los compañeros nuevos este oficio, a lo largo de todo el año.
“Elaborar el pan me ha alejado de las drogas. Hace diez años que conocí este oficio, no sabía nada de la actividad. Pero me despertó el gusto por aprender el oficio de la elaboración del pan”.
Originario de Mazatlán, Sinaloa, tiene dos años y medio radicando en Torreón.
Comenta que su idea es seguir aprendiendo todos los días este oficio con el fin de poner su propio negocio:
“Sigo aprendiendo en la elaboración de pan, la elaboración y decoración de panes como la Rosca de Reyes”.
La elaboración de la Rosca de Reyes es esperada desde mediados del año, por lo laborioso que implica su producción así como por la tradición que genera la convivencia que se fomenta entre los compañeros y las familias.
Desde el mes de noviembre se contempla la cantidad de producción de alrededor de mil 500 roscas de diferentes tamaños. La idea dijo, es aumentar la producción, “porque así las familias disfrutan la rosca y a la vez se conoce el trabajo que realiza esta agrupación en la rehabilitación de los compañeros”.
CALE