La magia de Atlixco abarca mucho más que sus flores, las instalaciones lumínicas por la Navidad y sus populares nieves, ya que familias, como la de doña Francisca Cerezo, se encargan de mantener vivos los sabores de su tierra, sin embargo, también se abren a la experimentación con nuevos ingredientes, con el fin de continuar con las tradiciones y llegar a nuevos públicos a través de los esquites, elotes y chileatole en "Las Sombrillitas".
En entrevista con MILENIO Puebla, doña Francisca recordó cómo nació este negocio. Relató que durante 30 años su mamá salía con su olla de barro atada de las orillas por dos lazos para recorrer Atlixco y vender su chileatole. No obstante, en una ocasión los lazos se rompieron, la olla llegó al piso y todo el producto quedó regado por el suelo. Por lo anterior, su papá decidió crear carritos de madera, de aproximadamente 60 centímetros, con el fin de que su esposa pudiera transportar su producto y darle calor con fogones para mantener el alimento a la temperatura perfecta, lo cual popularizó sus ventas.
Tanto doña Francisca como sus tres hermanas recibieron de herencia un carrito para elotes, lo que resultó suficiente para que el grupo de mujeres de Atlixco pudiera tener independencia económica; sin embargo, solo Francisca pudo continuar con el legado tras la muerte de sus hermanas, pero esta labor estuvo a punto de perderse a causa de la pandemia de covid-19, ya que dejó de trabajar durante cuatro meses.
En ese sentido, lo que por más de 20 años fue su sustento representó para doña Francisca el haber perdido al "amor su vida", pues aseguró que su negocio era el motivo para despertar cada día con alegría para atender a sus clientes y compartir con los comensales parte de su sazón, pero el covid-19 la perjudicó.
Al ver que doña Francisca ya no podía vender en su carrito, sus hijos comenzaron a notar que su ánimo decaía, por lo que Giovanni Cerezo y sus hermanos optaron por ayudarla a conseguir un local en la Avenida Miguel Hidalgo, a una calle del punto original de venta, donde con gran creatividad dieron vida a "Las Sombrillitas", local que muy rápido se ha ganado el corazón y paladar de los atlixquenses.
"Gracias a Dios nos está yendo muy bien y el local también nos permite darle un enfoque diferente al producto del elote. Comúnmente, cuando decíamos: 'te invito un elote', se imaginaban un elote con limón y sal, mayonesa y queso. Ahora imagínate que le pongo chocolate y nuez, ya cambia bastante y se convierte en un postresazo", señaló Giovanni, hijo mayor de Francisca, quien además de trabajar medio día en su carrera de Ingeniería Electrónica, regresa por las tardes al local de "Las Sombrillitas" para ayudar en la venta del día.
En este negocio se pueden encontrar más de 20 variedades diferentes de elotes, chileatole, esquites y tostiesquites, entre ellos, "El atlixquense", un elote cubierto por guacamole y chapulines; el de "Nutella", cubierto por crema de avellana y nuez; "Los Revolcados", con polvo picante de la fritura favorita, con tuétano, de chile en nogada y más variedad. De esta manera, en "Las Sombrillitas" se podrá encontrar la combinación perfecta para consentir el paladar.
Aunado a lo anterior, la familia Cerezo comentó que sus productos han encantado a comensales de Estados Unidos, Europa, Asia, en un gran número de puntos nacionales y extranjeros, sin embargo, esto no es lo mejor: "Sí es un poco cansado el día a día, pero imagínate, ver la felicidad de mi mamá cada que abrimos su negocio, desde que elige los elotes, preparamos los suplementos y cada pequeña parte, hasta que el cliente lo prueba; esa es la ganancia más grande que me llevo, verla feliz con el negocio de sus sueños", finalizó Giovanni, quien además espera que en el futuro pueda existir un local de "Las Sombrillitas" en la esquinita más cercana de cada ciudad.
CHM