Cemitas… de lechón

Están hechas con harina de Atlixco quesillo, aguacate y sin pápalo para disfrutar el sabor de la carne de puerco, que es cocida durante tres horas.

La cemita se come caliente para no perder el sabor del lechón (Rosa Emilia Porras Lara)
Rosa Emilia Porras Lara
Ciudad de México /

Puebla es un destino gastronómico por antonomasia y sus famosas cemitas son un deleite para el paladar. Están hechas con harina de Atlixco y sus ingredientes incluyen quesillo, aguacate y pápalo y pueden pedirse de milanesa de pollo, de res, pechuga asada, pata, queso de puerco o pierna española; todas son deliciosas

Sin embargo, en el restaurante Moncayo, ubicado dentro de las instalaciones del Hotel Crow Plaza de Puebla, la especialidad son las cemitas de lechón, creadas por el chef Rafael Paleta Díaz, quien buscó elaborar un sabor diferente a las tradicionales cemitas, para darle un toque contemporáneo y original.

“Lo que hicimos con estas cemitas fue buscar la esencia de Puebla, dando el toque dulce del pan, combinado con lo salado del lechón, el aguacate y el quesillo”, nos explicó mientras degustábamos esta peculiar creación.

Explicó que el lechón está cocinado por tres horas a 90 grados para que tenga esa suavidad, que el hueso se desmorone y que desde el primer bocado “se deshaga en la boca”.

-¿Cómo se arman las cemitas?, le preguntamos.

-Bueno, se elaboran como las tradicionales: con aguacate, quesillo y cebolla, pero curtida y morada. Le quitamos el pápalo porque mucha gente no le gusta, y es tan fuerte que opaca el sabor del lechón, así que lo omitimos, pero si deseas agregarlo, lo puedes hacer. La idea es que disfrutes al máximo el sabor del lechón.

En el restaurante Moncayo se sirven tres piezas de tamaño mediano para poderlo compartir (pero también puede ser para una persona, depende del hambre que tengas).

“Nuestro pan es 100 por ciento casero para mantener la frescura y sabor de las cemitas y el lechón”.

Es importante resaltar que estas cemitas no se sirven frías, como las tradicionales, debido a que el lechón está caliente, por lo que el pan se dora un poco en la parrilla.


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