Tequila Patrón se enorgullece de apoyar a las tradiciones y a las personas que nos hacen sentir Orgullosamente Mexicanos y que enaltecen a México ante el mundo.
Es por eso que, desde hace tres años, se concretó una alianza con la chef Ana Martorell para que fungiera como embajadora de la marca, con el objetivo de fortalecer la conexión que hay entre el tequila y la gastronomía mexicana. Esta relación ha dado grandes frutos y se vuelve más profunda ahora tras haber alcanzado un nuevo hito: el lanzamiento del segundo libro de la chef, al que llamó La Verdad A Través del Mole.
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El pasado sábado 20 de noviembre, se realizó un evento en el restaurante Aida, donde Ana es la Chef Ejecutiva, para dar a conocer esta obra inspirada en uno de los platillos más ricos y representativos de la cultura culinaria de este país: el mole, un manjar que resume la esencia de México, sus sabores, colores, ingredientes, tradiciones e historia.
Durante la celebración, a la cual acudieron medios de comunicación, empresarios, influencers y amantes de la buena cocina, se llevó a cabo una cata experiencial a la cual la chef ha denominado “808”: una degustación de ocho tipos de mole maridada con variantes distintas del portafolio de Tequila Patrón.
Por parte de la marca, estuvo presente Pepe Guti, Embajador de Tequila Patrón para Latinoamérica y el Caribe, quien se encargó de guiar el maridaje y dar a conocer la amplia relación que hay entre el tequila y el mole, como un complemento Simplemente Perfecto para este tradicional platillo.
Todos los moles plasmados en el libro estuvieron presentes en el evento, y cada uno fue introducido por un invitado seleccionado entre los asistentes para convertirse en el “padrino” de ese mole. Cada padrino tuvo la oportunidad de brindar unas palabras acerca de lo que significa para ellos ser “mexicano” y las cosas que les causan orgullo.
El orden de los 8 moles fue creciendo y aumentando expectativa en los invitados poco a poco, así como el maridaje, la selección de Tequila Patrón fue aumentando con cada sorbo a medida que avanzaba cada platillo, empezando con la línea core: Silver, Reposado y Añejo, para terminar con la línea premium ‘Gran Patrón’: Platinum, Piedra y Burdeos.
El tradicional Mole Blanco, también conocido como Mole de Novia fue el elegido para iniciar la degustación de los ansiosos paladares de los invitados, con el toque frutal y cítrico de Tequila Patrón Silver resaltaba la uva y avellana del mole. El segundo tiempo presentó un colorido y dulce Mole Rosa preparado con betabel, chipotle y chocolate blanco, el maridaje ideal para este deleite fue Tequila Patrón Añejo gracias al toque de roble que le dan las barricas que lo encapsularon por 12 meses.
Para limpiar el paladar siguió un platillo salado, el Mole de Quelites que con su tono verde gracias a las verdolagas y pepitas fue el mejor aliado para el roble y miel de Tequila Patrón Reposado. Posteriormente se les sirvió a los invitados un mole diferente, el Mole Coloradito. No es un mole con chocolate, este se prepara con mucho chile, ancho ahumado y guajillo, acompañado de Tequila Patrón Añejo para degustar complementando lo dulce de sus toques de miel, pasas de uva y vainilla.
El quinto platillo fue un crujiente Mole de Chapulines con chile pasilla que abrió paso a la línea Gran Patrón, el elegido fue Piedra ya que sus tres años de añejo resaltaron el sabor dulce del agave y vainilla. Seguido de este llegó el tradicional Mole de Xico preparado con jitomate tatemado y mulato y acompañado de Gran Patrón Platinum que son sus toques cítricos imitaba una bella balada en las papilas gustativas.
El tradicional Mole Negro de 32 ingredientes, hecho a mano durante dos horas, no podía faltar en esta extravagante cata, fue degustado con los dulces sorbos de la madrea y vainilla de Gran Patrón Burdeos. Para cerrar con broche de oro la experiencia se presentó un postre que sorprendió a los invitados, un Mole de Tortilla con sabor dulce acompañado de Tequila Patrón Silver y una tortilla tatemada, toque único de la Chef Ana Martorell.
La velada estuvo amenizada al ritmo del huapango, uno de los géneros musicales más representativos de México, creando así una atmosfera completa de música, mole y tequila que elevó el Orgullo Mexicano a otro nivel.
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