Pese a que sus restaurantes en Acapulco, Zibu y Mario Canario, fueron afectados por el huracán Otis, el chef Eduardo Palazuelos no ha dejado de cocinar.
Es más, ahora lo hace para entregar 8 mil comidas diarias, con la intención de “servir un plato de esperanza a las personas que quedaron gravemente afectadas en Acapulco”.
El chef se ha unido a la labor de su colega, José Andrés, quien con su Fundación World Central Kitchen desde antes de que entrará el huracán al puerto, ya había previsto instalarse en Acapulco para ayudar a los afectados.
Palazuelos comparte que, si bien su rutina se mantiene al hacer lo que más le gusta que es cocinar, la dimensión y el fondo de su nueva acción lo tiene con un sentimiento especial al ver toda la tragedia que dejó Otis; no obstante, confía en que “el espíritu fuerte de los guerrerenses” los sacará adelante.
En medio de sus labores, hace un espacio para hablar con MILENIO, aunque el efecto Otis provoca que la comunicación se interrumpa en varias ocasiones.
“La señal aún no es muy buena”, dice el chef, quien pide hacer la entrevista más tarde “para estar en un lugar donde haya mejor señal”.
Y una vez que se logra la llamada, el chef comparte cómo surge la idea de servir comida a los acapulqueños que están en desgracia.
“La fundación World Central Kitchen, encabezada por el chef José Andrés, es un organismo internacional de apoyo humanitario; y él entró en contacto conmigo desde antes que pegara el huracán a Acapulco.
“Me dijeron: ‘Vamos a necesitar de tu ayuda porque se van a poner las cosas difíciles en Acapulco con este huracán’. Es una labor muy importante la que están haciendo, yo los he apoyado con todo mi personal, con toda mi energía y fuerza para poder brindar un plato de esperanza a la gente, a través de la comida. Hemos servicio alrededor de 8 mil comidas diarias”.
Palazuelos comenta que diversas empresas se han sumado a su labor, a través de algunas donaciones, lo que les ha permitido alcanzar su objetivo, debido a que el puerto se quedó sin ingredientes y sin la infraestructura para preparar tantas comidas en medio del desastre.
“Gracias al apoyo de diferentes fundaciones, como la de Alsea y Ánfora, y gente de la industria de banquetes, se hizo un chat de apoyo en la industria de banquetes, encabezado por Le Croissant; nos donaron algunas proteínas, y entre todos le hemos echado montón para llevarle comida a la gente que más lo necesita”.
Orgullo acapulqueño
El chef, quien ha dedicado su vida a la gastronomía, especialmente en Acapulco, de donde es originario, lamenta la situación que vive el puerto y sus habitantes, pero confía en que la fuerza y la unión de su pueblo los sacará adelante. Por lo que aunque triste, todos los días se levanta con el ánimo de superar la tragedia.
“Me siento muy orgulloso de poder ayudar a mi pueblo, hay mucho que hacer, hay muchas necesidades de todo tipo. Acapulco está lastimado, está pasando por un momento difícil; estoy seguro que a través del apoyo, del espíritu inquebrantable de los guerrerenses, vamos a salir adelante de ésta.
“Y también gracias al apoyo de fundaciones como World Central Kitchen que ha estado trabajando 24 horas, desde que empezó la desgracia de Otis; estamos llevando un poquito de comida a la gente y eso les levanta el ánimo. Y no solo a los pobladores, también le levanta el ánimo a la gente de la industria de restaurantes, que se están acercando e integrando con el chef José Andrés para convertirse en distribuidores de comida; eso es algo muy bonito”.
Labor titánica
Zibu y Mario Canario son los restaurantes en los que el chef a diario atendía a sus visitantes, acción que por ahora está en pausa, como en todos los restaurantes y hoteles del puerto por las afectaciones que generó el huracán, aunque Palazuelos destaca que no puede sentirse mal, porque hay gente que perdió más.
“Ha sido tiempo de mucha reflexión y sobre todo de entrar en acción. No te puedes sentir mal cuando ves que todo está destruido en tus negocios, porque en Acapulco todo está destruido en general; haz de cuenta que tiraron una bomba. Los árboles que están pelones, el 90% de los barcos están hundidos, mucha gente falleció en el tema del ámbito marino. La verdad es muy lamentable.
“Yo tengo el corazón partido, pero tengo la certeza que a través de generar el apoyo a los demás, vamos a sentirnos mejor; estamos haciendo la diferencia, con lo que más nos gusta hacer, que es cocinar con pasión, con amor y orgullo por México. Y sé que vamos a salir adelante por Acapulco”.
Y aunque la pasión es el ingrediente principal de sus preparaciones, el chef reconoce que no ha sido fácil preparar los alimentos que reparten todos los días.
“Es complicado, porque imagínate organizar una cocina para 8 mil cubiertos en un caos total: no hay agua, no hay gas, luz, no tienes cadena de suministro, ha sido una labor titánica para poder hacer esto posible.
“El trabajo que se está haciendo todos los días es muy valioso, y cada día se vuelve a reinventar todo para tratar de mejorarlo e incrementarlo. Y una vez que tenemos esta comida, se lleva y se distribuye en diferentes colonias. Se hace de manera constante para que la gente sepa que les va a llegar ese apoyo todos los días. No sabes lo bonito que es servirle un plato de comida caliente a la gente. Es conmovedor, a veces se le salen las lágrimas de saber que hay gente que está ahí para ellos”.
Solidaridad conocida
Palazuelos tiene un gran reconocimiento en la industria de la gastronomía, pues además de sus restaurantes ha servido banquetes para eventos sociales, políticos y económicos; sin embargo, reconoce que servir comida para sus paisanos en este momento es lo más importante que ha hecho.
“A veces te pones a llorar sin más ni menos, se te salen las lágrimas porque es difícil, es fuerte, ver a la gente con tanta necesidad, muriéndose de sed, suplicando que les des agua; no hay donde ir a comprar nada. Es un tiempo difícil para Acapulco. Y claro que a título personal me conmueve completamente esta situación”.
No obstante, para el chef la solidaridad no es nada nuevo, pues lo ha heredado de sus padres, en especial de su mamá, Susana Palazuelos, de quien además de la pasión por la cocina, heredó ser compartido con sus semejantes; por años ella ha trabajado con la Cruz Roja ayudando a las comunidades guerrerenses.
“Crecí con ese ejemplo de dar un poco de mi para ayudar a los demás; es algo muy bonito, es algo que me llena el corazón; me lo enseñaron mis padres: siempre con tu esfuerzo puedes hacer una mejor comunidad si trabajas con todo el corazón. Y hoy no solo estamos trabajando con todo el corazón, sino también con el alma y con todas nuestras fuerzas, porque a veces son jornadas de muy poco sueño, pero el objetivo, que es ayudar a quien lo necesita, nos da fuerza”.
Y ADEMÁS
Alimento diario
“El proyecto es quedarse dos meses más, hasta finales de diciembre, alimentando a los acapulqueños; yo ahí voy a estar pegado de la mano de ellos”, dijo el chef para hablar de la permanencia de World Central Kitchen.
En relación a la comida que sirven explicó: “Es un alimento diario y se sirve más o menos a las 3:30 de la tarde en diferentes comunidades de todo Acapulco, y como vamos mejorando y organizando, crecemos la producción”.
Pidió a la gente que “hagan sus donaciones a través de la página wck.org, y lo etiqueten para Acapulco para que nos llegue el apoyo. No dejen de ayudar porque la situación es muy lamentable y hay muchas necesidades”.
AJR