Son las 3 de la tarde, el servicio está puesto en Arango, cocina de raíces; el Monumento a la Revolución y la Torre Latinoamericana, gracias a la privilegiada ubicación del restaurante, se suman a la fiesta de sabor y color que la chef Martha Ortiz y el Chef Alejandro Cuatepotzo proponen bajo el título We Eat Color.
Ella toma la iniciativa: “Le agradezco al chef abrirnos este espacio, al ser hija de una artista y haber convivido en un ambiente en el que las palabras eran cocinadas y los colores tenían sabor, hay un desarrollo en relación a lo que creo que tiene la gastronomía”.
El chef anfitrión escucha con atención las palabras de su invitada, con quien “tengo muchos años de conocerla, trabajé con ella; así que es un gusto tenerla en la cocina de Arango”.
La chef vuelve a tomar la palabra para explicar el origen de la experiencia: “We Eat Color se inició hace tiempo como un concepto que combinó diversas manifestaciones artísticas; la idea principal es la sinestesia, los colores anuncian los sabores. Vamos a probar el rojo, el amarillo, el verde, el negro, hasta llegar a la insania de la sicodelia, y lo interesante es que todos saben distinto. Cuando pienso en rojo, pienso en el poder, en el fluido vital, en el amor y en la reconexión; el amarillo me remite al sol, el verde a la esperanza y el negro tiene un sentido profundo”.
En Arango el concepto se centra en el sabor y el color, así que la fiesta inicia cuando el rojo se apodera de la mesa con la llegada de El amor es contradicción, una ensalada de betabel y sandía con crema aterciopelada de coliflor y cerezas con una vinagreta de manzanilla y cítricos.
Más tarde regresan con el amarillo que halaga a la vista con su presentación, en la que destaca una estrella de queso.
“Es la crema luminosa –dice la chef, y comparte los ingredientes de su creación–: Es un ramillete de flores de calabaza con crema con almendras tostadas, chile poblano y cúrcuma”, comenta al tiempo que su propuesta ya consiente al gusto.
Con el verde, llega la esperanza que se materializa en un filete de atún a las brasas con pipián verde y brócoli confitado.
Pareciera que no hay forma de superar el sabor que aportan los mágicos colores, cuando llega el magnánimo negro: el disfrute a la vista es similar al que tiene el gusto de la costilla de res cocinada lentamente acompañada del chichilo negro, un mosaico de nopal y la ensalada de quelites con polvo de tortilla indenciadao.
La chef orgullosa de su propuesta, pregunta: “¿Qué tal?”, y la reacción la halaga. Aunque aún falta el cierre del festín de colores y sabores. Para mantener el nivel de la propuesta gastronómica, llega Psicodelia, basada en su icónico postre María en el Cielo de Diamantes, en el que natilla, crema planchada, mango, hierba santa y helado con queso de cabra destacan las pepitas de oro.
Y ademàs
*Arango, cocina de raíces solo servirá la propuesta We Eat Color de la chef Martha Ortiz durante el mes de noviembre.
El concepto tuvo su estrenó hace un par de años en el Museo de Arte de Querétaro, donde los colores de la gastronomía fueron el detonante para combinar la obra de distintos artistas plásticos con los platillos de la chef.