Desde hace algunos años a la fecha, la carretera que va del paraje Raymundo al ejido Seis de Enero se ha vuelto muy transitada por las familias laguneras, sobre todo los fines de semana, en que ir a almorzar se ha convertido ahí en un punto de destino donde lo mismo se pueden saborear unas ricas gorditas de maíz o de horno, que un suculento desayuno acompañado de huevos fritos con el sabor a rancho, obvio acompañado de un humeante café de olla, sin faltar el pan ranchero.
Automóviles de todas las marcas y de recientes modelos, pueden apreciarse en cada uno de los paraderos que están para recibir a los visitantes con familias completas y que, ahora bajo la etapa de la pandemia, cuidan los protocolos sanitarios para dar garantía a los clientes de que lo primero es la prevención. Algo caracteriza a todos estos pequeños negocios familiares que han dado vida a ese corredor del antojo: su cocina a la leña, dando un sabor único y especial a todos los guisos, desde el asado rojo, nopales con carne, el chicharrón y moronga.
Son al menos unos quince lugares en donde usted y su familia pueden llegar los fines de semana, pero tendrá que irse temprano porque todos los sitios se abarrotan aun con su sana distancia, pues aunque en todos hay mesas, los hay también aquellos que acostumbran a que el cliente rellene sus propias gorditas o escoja al momento los guisos apenas saliendo la gordita del comal.
El primer negocio es Gorditas Ale, atendido por Juanita Espinoza, quien se da un tiempo para dejar de tortear y menear las ollas para relatar que el negocio tiene 18 años aquí, aunque de unos años para acá se ha afianzado con la gente que viene de Torreón y Gómez, lo mismo de paisanos o clientes que vienen desde Monterrey.
Aquí “rifan” las gorditas de harina y de maíz, así como de cocedor y pan integral, todo ello por la mañana, mientras que por la tarde carne asada, tacos de carne asada y los fines de semana se agregan el menudo como la birria.
Adelante sobre un pequeño cerrito está el merendero “El Papucho”, donde María de Lourdes Monreal es parte de las cocineras que labora en este lugar al aire libre y que apenas con dos años de abrir sus puertas poco a poco se ha ido afianzando el clientela.
“Ahora con la pandemia la gente sale a buscar lugares abiertos y aquí por la forma en que fue diseñado es ideal, además del sabor de la comida es único desde las gorditas, burritos, chimichangas, los almuerzos, todo en un horario de 7:30 a 2 de la tarde”, dice. La especialidad aquí es el choriqueso, la barbacoa y el menudo los domingos, todo a precios accesibles.
En Los Ángeles está el comedor Diana, de Florina Martínez, que tiene nueve años de haber iniciado a pie de carretera donde la especialidad son los desayunos acompañados de huevos al gusto o gorditas de harina y maíz, mientras que por las tardes pollo y carne asada, por lo que cierran hasta las 9 de la noche todos los días, cuyos clientes son de preferencia traileros, que gustan de sus gorditas de chicharrón prensado, como las de asado con nopales, todo cocinado a la leña.
Aquí se venden gorditas de harina y maíz, menudo, barbacoa y desayunos que pueden incluir huevos al gusto. Obviamente llegan artistas de la localidad que en grupo o en solitario deleitan a los comensales con sus melodías preferidas, todo para hacer más ameno el tiempo y el espacio para saborear un rico almuerzo ranchero.
Cerca está también “Gorditas Coco”, que amablemente atiende María del Socorro Hernández, quien relata que de haber empezado con un pequeño negocio hace diez años, ahora ha crecido mucho gracias al gusto de la gente por sus gorditas, pues de hecho tiene clientes que son paisanos que le hacen pedidos de hasta 150 gorditas cuando van de regreso para llevar a los que se quedaron en los Estados Unidos, así como 50 paquetes de tortillas de harina”.
“Vendo empanada de piña, vainilla, fresa, chocolate y camote, mientras las gorditas de cocedor son de frijoles, rajas, requesón fresco, pico de gallo con chorizo, chicharrón y asado, lo que son del gusto de la gente que viene hasta acá, pero además viene gente de otros lados que les atrae el olor a leña y el sabor de los guisos”, dijo.
“Le doy gracias a Dios porque me manda estas bendiciones y que bendiga a todos mis clientes”, añade Coco.
“Los precios son accesibles, pues una persona con 120 pesos come un platillo incluido refresco, donde la gente está deseosa de salir aunque sea a las orillas a comerse un pescadito frito sin necesidad de ir a la presa”, dice Enrique García, su encargado.
En la acera de enfrente se encuentra el local de Gorditas La Cabaña, que de igual manera es de los que más frecuenta la gente los fines de semana, pues pese a lo rústico de su instalación hecha a base de tramos de madera, los clientes son capaces de aguantar hasta 30 minutos en la larga fila para hacer el pedido de sus gorditas echadas al comal y un lado las enormes ollas de barro con los suculentos guisos desde costilla, nopales con huevo, chicharron prensado y peya, asado, mole, rajas con crema, huevo rojo y verde, discada y los infalibles frijoles con queso.
Así, este pequeño tramo carretero se ha convertido en un corredor de antojerías, de placer por el buen almuerzo o comidas con sazón del rancho, de esa que la gente de la ciudad, como dicen aquí, no está acostumbrada, donde el olor a leña seduce, atrapa y acelera el apetito, pero además ha pasado a ser un importante generador de empleo e ingreso y de reactivación económica para esta zona del municipio de Lerdo. Venga ya ¡Provechito!
EGO