La magia del helado

Entrevista | Isabel Hernández, propietaria de Amilado

Su pasión por los helados, y la comida en general, la heredó de su papá, que es chef y tiene un restaurante al final del pasillo decorado por el mural de Goeritz, se llama París 16.

Isabel usa vasos y cucharas biodegradables. (Diana Reyes)
Martina Spataro
Ciudad de México /

Sobre paseo de Reforma, a la altura del Ángel de Independencia, se despliega un mural de Mathias Goeritz oculto en la entrada de un edificio. Fondo negro y fragmentos dorados.

Hace siete meses Isabel Hernández estableció su heladería, Amilado, después de vender sus helados a algunos restaurantes por un par de años. Su local es pequeño y blanco con pequeños trozos dorados que continúan el mural del artista. Es hipnotizante la naturalidad con la que la mirada descansa sobre los colores de sus helados, que contrario al mural, se revelan con transparencia y sin disfraces.

“El helado es mágico y no porque lo hagan unos oompa loompas”, dice Hernández, que tiene el compromiso de comunicar la gran calidad que tienen sus productos. Usa la técnica italiana artesanal y los hace con puros productos frescos, de temporada y mexicanos, que compra en la Central de Abastos. No tienen nada de químicos.

La bella sencillez del local contrasta con la extravagancia de los sabores que ha diseñado la Isabel Hernández desde hace cinco años. Tiene alrededor de 60 recetas que combinan albahaca con chocolate, cacahuate, chocolate con aceite de oliva y sal de mar, avellana, y sorbetes de ciruela o frambuesa.

“Un buen helado tiene que ser homogéneo y aterciopelado; es diferente a las nieves que acostumbramos tomar, que también son deliciosas pero son otra cosa”, cuenta.

Su pasión por los helados, y la comida en general, la heredó de su papá, que es chef y tiene un restaurante al final del pasillo decorado por el mural de Goeritz, se llama París 16. “Un día mi papá llegó con una máquina de helados cuando era chica y empezamos a experimentar con sabores. Finalmente cuando entré a la universidad empezamos un negocio haciendo helado para algunos restaurantes desde mi casa”, platica. Poco tiempo después se quedó sola con el negocio, y cansada de que la gente no supiera realmente la calidad del helado que se estaban comiendo en los restaurantes, buscó establecer su heladería.

Caminó por toda la ciudad buscando locales, sin éxito. Era difícil calcular el tráfico de gente para garantizar las ventas. Un día pasaba por la calle por donde ha caminado desde chica y se percató de que había un pequeño local que no había visto antes. No estaba en renta pero desde que lo vio, supo que era donde debía estar su heladería. Encontró a los dueños y los encantó con su proyecto.

Si no te gusta tomar tu helado en cono, todos los vasos y cucharas, aunque puedan parecer de plástico, son biodegradables porque están hechos de fécula de maíz y otros productos naturales. Hernández apuesta por modelos de negocio que sean más sustentables. Le gustaría abrir otro local más grande, donde la gente pueda sentarse en pequeñas mesas, y abrir un taller para “desmitificar cómo se hace el helado”, explica.

ESPECIALIDADES

HASTA PARA MASCOTAS

Prueba también sus malteadas, sus sándwiches de helado y lleva a tu mascota porque hay helado especial para ellos también.

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