Lo que comemos quedó retratado en las miles de fotografías que en tiempos de pandemia se colgaron en redes sociales. Entre quienes confinados en casa decidieron cocinar para ampliar su menú doméstico, se reveló un interés creciente por encontrar sanos estilos de vida, luego de que un virus hiciera recapacitar a la humanidad sobre el estado de salud de cada cuerpo.
El llamado a comprar en tiendas de barrio, pequeños mercados o comercios familiares desenfocó a los consumidores de los alimentos procesados para voltear a ver a vegetales, frutas y granos que se producen en sus comunidades. Se abrió una puerta en la que se coincide con quienes optan por sacar de su dieta a las comidas con ingredientes de origen animal.
Veganos y vegetarianos ganan fama
Formas de alimentación que coinciden en restringir comidas derivadas de animales pero que se distancian a la hora de los porqués.
Los vegetarianos buscan salud, sacan de su mesa a carnes de cualquier origen animal para comer saludable; los veganos impulsan un estilo de vida ético que rompe con la explotación animal y repudian que cualquier sintiente se use como alimento, para diseñar ropa, fabricar calzado, elaborar cosméticos o, incluso, cuando se aprovechan en pruebas de laboratorios.
La nutrióloga graduada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, Paty Abdo Jiménez lo explica con claridad: "el veganismo está enfocado a una estilo de vida ético de respeto a los animales, a no tolerar el maltrato animal. Los vegetarianos eliminan carnes y pollo, pero algunos siguen aceptando lácteos, huevos y en ciertos casos pescado, ellos consideran que ese estilo es más saludable".
Radicada en Torreón, la profesional de la nutrición es una atleta de alto rendimiento que además se desempeña como entrenadora de acondicionamiento físico, fitness y wellness, certificada por la IFBB (International Federation of Body Building and Fitness) y por la FMFF (Federación Mexicana de Fisicoconstructivismo y Fitness).
Desde hace 5 años, Paty sigue una alimentación a base de plantas, su cultura alimenticia privilegia la salud del organismo. No consume ningún producto de origen animal, todos sus alimentos son 100 por ciento naturales e integrales, no hay espacio para los procesados en su dieta. Y es que advierte que al seguir consumiendo productos de origen animal, como huevos, pescados o derivados lácteos, el consumo de toxinas, grasas saturadas, colesterol y grasas trans, se mantiene alto.
Encierro de "chatarras"
El confinamiento por covid-19, explica la nutrióloga, incrementó la solicitud de planes de alimentación a mayor conciencia de que la alimentación es el pilar fundamental para la salud y la vida en equilibrio, aunque Paty Abdo sabe que el proceso de cambio no será rápido ante el anclaje cultural que contempla al consumo de carne como sinónimo de fuerza, potencia, virilidad y hasta de solvencia económica. "Sin embargo a nivel mundial somos una minoría que va creciendo".
La percepción de la torreonense coincide con los datos publicados por la consultora de hábitos de consumidores Nielsen, que a finales de 2016 difundió su Estudio Global sobre Salud y Percepciones de Ingredientes, que concluye que 8 de cada 10 mexicanos afirma seguir algún tipo de dieta restrictiva. En el análisis fueron encuestados más de 30,000 usuarios de Internet en 63 países en Asia Pacífico, Europa, América Latina, Medio Oriente, África y América del Norte.
De acuerdo al mismo estudio, México es el país de América Latina donde más personas declaran seguir dietas motivadas por convicciones personales, como ser vegetarianas, flexitarianas y veganas, con un 19 por ciento, 15 por ciento y 9 por ciento respectivamente, muy por encima del promedio de Latinoamérica (8 por ciento, 10 por ciento y 4 por ciento).
Plantas, una alimentación completa
Casi adivina la pregunta y se adelanta: "el ser vegano no te hace ser saludable, puedes ser un vegano estricto comiendo papas fritas y bebiendo refrescos, y no necesariamente vas a ser saludable. Me he encontrado con veganos con problemas de obesidad grado 2, con diabetes, con triglicéridos por las nubes. Muchos veganos sacarifican su salud por los animales, entonces dejan carnes de res, pollo y pescado, pero ingieren comida chatarra".
La alimentación basada en plantas que promueve la nutrióloga, se finca en alimentos de origen vegetal integral, es decir, apartados de procesos adicionales a su forma de recolección, como verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, semillas, granos.
Considera que comer plantas es suficiente para fortalecerse, pero además para evitar enfermedades e incluso para curar enfermedades o padecimientos ya existentes.
"Se cree erróneamente que la carne es necesaria para obtener proteínas. Soy una persona vegana y nunca había tendido la calidad muscular que tengo al tener una dieta 100 vegetal. Cuando comes carne, comes el músculo de un animal y debes estar consciente que éstos en su mayoría son ellos herbívoros. Está demostrado que la carne sufre un proceso de putrefacción en nuestro intestino y libera toxinas muy peligrosas, a las que se atribuyen distintos tipos de cáncer".
Inicia una retahíla de argumentos con los que afirma que fisiológicamente los humanos no estamos hechos para comer carnes:
"Nuestras mandíbulas se mueven de arriba a abajo y hacía los lados, nuestras muelas son planas, no tenemos colmillos como los perros, leones o tigres para desagarrar carnes. Nuestro cerebro, tiene como principal fuente de energía a la glucosa, que recibe de carbohidratos y requiere azucares de buena calidad.
"Nuestro intestino es largo -de hasta 9 metros-, no corto como de osos o leones que además poseen un grado de acidez estomacal mucho más alto y con un PH mucho más bajo en el estómago, lo que provoca que la carne se destruya rápido".
Recuerda que los humanos vemos en colores, un indicador de la adaptación de nuestro cuerpo para percibir tonos de vegetales y frutas, que en las manos tenemos uñas, no garras, y que posemos el 99.9 del ADN de los chimpancés o gorilas, que se alimentan de frutas y raíces.
Recalca que es necesario recapacitar sobre la forma en que nos alimentamos y la pandemia por obesidad que desde hace años se ha hecho presente, en la cual México tristemente destaca y de manera preocupante está atacando la salud de niños que son afectados por la diabetes.
RCM