Convertida en una de las figuras más seguidas por la generación que creció entre plataformas digitales, la modelo Mónica Almada ha logrado trasladar el brillo de las pasarelas internacionales a un lenguaje cercano, divertido y aspiracional que hoy la coloca como uno de los nombres más influyentes de la moda en redes sociales.
Su historia, sin embargo, no comenzó frente a un celular, sino en Brasil, el país donde nació y del que partió hace más de una década para perseguir una carrera que con el tiempo la llevaría a recorrer escenarios en París, Milán, Nueva York y São Paulo. Lo que no imaginaba entonces era que México se convertiría no solo en su hogar, sino en el centro de una comunidad digital que suma millones de seguidores en TikTok e Instagram.
Almada, quien recientemente superó el primer millón de seguidores en TikTok y casi alcanza el medio millón en Instagram, donde todos la llaman simplemente Mo, explica que el crecimiento de sus cuentas no fue producto de una estrategia calculada, sino de una necesidad de mostrar la moda desde un ángulo más cotidiano.
“No puedo explicar el éxito que he tenido en plataformas, porque hay una parte que ni yo misma entiendo. Estoy en redes desde hace 10 años, me tocó el inicio con Instagram y ya existía YouTube, pero yo en vez de ir hacia la parte de videos, empecé más enfocada en la parte escrita y de imagen. Entonces yo tenía un blog y jamás imaginé el alcance que tengo hoy en día, que de repente me reconocen en el aeropuerto, en restaurantes o haciendo shopping. Es una cosa medio extraña, porque hay veces que estoy con mi hija o con mi esposo, y la gente se acerca; no estamos acostumbrados, porque no soy cantante ni actriz de Televisa, pero he aprendido a abrazar esta parte mía diferente y agradezco el apoyo de la gente”, asegura la modelo.
Sus videos —que mezclan humor, rutinas de trabajo, tips de estilo y escenas espontáneas de su vida en la Ciudad de México— se han convertido en una fórmula eficaz para conectar con un público joven que busca referencias auténticas y accesibles. “Creo que la moda no debe verse como algo lejano o intimidante, sino como una herramienta para expresarte”, comenta, en una frase que sintetiza el estilo que la ha llevado a viralizarse con facilidad.
A lo largo de su trayectoria, Almada ha desfilado para casas de moda que la colocaron desde muy temprano en el radar internacional. Su paso por fashion weeks en Europa le dio la visibilidad que muchos aspirantes buscan durante años, pero también la llevó a enfrentar el rigor de una industria que cambia constantemente y donde la permanencia exige flexibilidad.
Esa experiencia fue, de alguna manera, el puente que le permitió comprender cómo traducir el lenguaje estructurado de la alta costura a la espontaneidad de las redes sociales. Hoy sus videos sobre cómo armar un look con prendas básicas o cómo combinar texturas y colores en temporadas específicas circulan a diario entre jóvenes que encuentran en ella una guía confiable en quien, además, encuentran un referente de empoderamiento femenino.
“Desde chiquita, siempre tuve ese impulso de ser aventurera e independiente, de tener mis propios medios económicos para no tener que pedir nada a nadie. Desde joven entré a trabajar como vendedora en unos almacenes, solo por la época de Navidad, pero les gustó mi trabajo y ahí seguí un rato más. Ese fue mi primer trabajo y bueno, después modelo, trabajé un tiempo en televisión, hice varios programas de televisión, he hecho proyectos como stylist y pienso que mi secreto es hacer mil cosas al mismo tiempo, porque las mujeres podemos con todo y más. El problema no son los proyectos, es el tiempo, porque no logro hacer todo lo que quiero hacer”, asegura.
Su llegada a México, primero temporal y luego definitiva, marcó un antes y un después. Enamorada del país, Almada inició los trámites para obtener la nacionalidad, proceso que completó hace unos años y que describe como uno de los pasos más significativos de su vida adulta. “México me adoptó y yo lo adopté de regreso”, dice. Ese vínculo se ve reflejado en gran parte de su contenido: desde videos grabados en mercados, barrios tradicionales y playas del Pacífico, hasta colaboraciones con diseñadores mexicanos que la han convertido en una promotora constante del talento local. Su historia es también un recordatorio de cómo la comunidad migrante encuentra en el país una plataforma para reconstruir identidades y proyectos.
La modelo ha sabido capitalizar la atención que recibe para diversificar sus proyectos. Además de su trabajo constante en campañas y editoriales, Almada prepara el lanzamiento de un programa en YouTube que promete combinar entrevistas, retos, recorridos por ciudades emblemáticas y cápsulas dedicadas a la moda desde una perspectiva más íntima, en un formato que buscará mantener la frescura que la caracteriza en TikTok, pero con mayor profundidad y un espacio más amplio para contar historias. La decisión responde a una inquietud personal: dejar de ser únicamente una cara frente a la cámara y convertirse también en creadora de contenido de largo aliento, con una narrativa propia y un sello reconocible.
“El año que viene seguiré con lo que hago, que es estar en redes sociales y el modelaje, pero tengo ganas de entrar más a YouTube porque es una red de contenidos más largos, donde puedes explicar más. Está pensado para quienes realmente quieren profundizar en algún tema, porque en las otras redes es muy cortito y como que creo que ya llegué al punto de poder hablar un poco más; mis videos son editados y todo queda corto, pero yo hablo mucho y creo que es el momento de tener este espacio más real con la gente que me sigue. Lo haré por sexto sentido, porque creo que va a ser bueno para mi público”.
En paralelo, continuará fortaleciendo su presencia como referente de estilo entre los jóvenes. Sus reels, donde transforma prendas sencillas en siluetas sofisticadas o recrea tendencias globales con piezas accesibles, han sido compartidos por usuarios de distintos países y han alimentado un fenómeno curioso: seguidores que replican sus outfits casi al instante.
Esa influencia ha llamado la atención de marcas internacionales que han encontrado en ella un punto intermedio entre la estética de pasarela y el dinamismo de la cultura digital. Así, Almada se mueve con soltura entre sesiones editoriales de alto perfil y videos de treinta segundos grabados en su sala, equilibrio que pocos han logrado dominar con tanta naturalidad. A sus 50 años de edad, luce mucho menor y se dice dispuesta a adaptarse a las nuevas tecnologías que vengan.
“Para mí nunca ha sido un freno la edad ni es un tema que me preocupe. A los 50 a lo mejor no tengo el colágeno, ni tengo tanta energía como a los 20, porque yo era una bala, pero sigo teniendo mucha energía. Soy curiosa y quiero seguir aprendiendo, porque a mí me tocó aprender lo del Internet ya de adulta, no es como mi hija que nació con el teléfono en el dedo: tuve mi primer celular a los 20 y aunque todo ha cambiado, eso no me frenó, así que siempre seguiré compartiendo lo que soy y adaptándome a los nuevos tiempos”, comparte.
Aunque su futuro inmediato está lleno de proyectos, la modelo insiste en que su principal motivación sigue siendo la comunidad que ha construido. El cariño que recibe en México, dice, ha sido clave para sentirse acompañada en un ritmo de vida que en ocasiones resulta abrumador. Por eso, cada viaje, cada desfile y cada colaboración lleva un guiño hacia el país que la vio consolidarse. Su historia es la de una mujer que llegó desde Brasil siguiendo el sueño de las pasarelas, encontró en México un hogar y terminó por convertirse en una de las voces más visibles de una moda que, lejos de ser elitista, busca conectar con quienes descubren su identidad a través de la moda.