A Lorena su intuición no le falló cuando decidió estudiar arquitectura. Su habilidad para percibir algo de manera clara e inmediata le permitió saber que esa profesión era su vocación.
Tras 20 años de haberse graduado, en 2007 decidió fundar Vieyra Arquitectos . Su experiencia trabajando para otras firmas, así como la lectura de libros como El Manantial de Ayn Rand, fueron fundamentales para lograrlo. El punto de partida de su trabajo es escuchar al cliente: “Una vez que entiendo lo que necesita, proyecto una respuesta a esas necesidades, traducida en diseños específicos”.
Lorena está convencida de la responsabilidad social de la arquitectura y cómo puede mejorar o empeorar el entorno de las personas y su calidad de vida. Afirma que México tiene un importante lugar a nivel internacional expresando la esencia de nuestra cultura, en ello reconoce el papel fundamental de Luis Barragán, a quién admira. Aunque lápiz y papel siguen siendo sus instrumentos fundamentales, sabe que sin la tecnología no sería posible generar toda la información y material que actualmente usa. Admite que su celular y su app de yoga son esenciales en su vida.
Para ella la curaduría de arte tiene un papel importante e inherente en el interiorismo: “Concebimos los espacios y los hacemos dialogar con piezas específicas de arte… cuando esto forma parte del proceso, el resultado es exponencial”. En su casa seguramente habrá algún espacio para una obra de Mark Rothko, quien es su artista favorito.