La llegada del invierno abre una pregunta que muchos cuidadores se hacen: ¿el frío afecta de la misma forma a perros y gatos? Aunque ambas especies pueden padecer hipotermia, enfermedades respiratorias y malestar por las bajas temperaturas, su manera de responder al frío no es igual.
La Dra. Andrea Bernal, Médica Veterinaria de Maka Recetas, señala que “aunque ambos pueden sufrir frío aunque tengan pelaje, no lo experimentan de la misma forma”. Entender estas diferencias es clave para ofrecerles el cuidado adecuado según su especie, edad, salud y características físicas.
¿Cómo afecta el frío a perros y gatos de forma diferente?
El frío impacta a perros y gatos, pero no con la misma intensidad ni por las mismas razones. Los perros comienzan a estar en riesgo de hipotermia alrededor de los 7 °C, mientras que en los gatos ese riesgo aparece antes, desde los 10 °C, porque pierden calor más rápidamente por la superficie corporal.
Según la Dra. Bernal, “las mascotas sienten los cambios drásticos de temperatura y sí pueden padecer hipotermia aunque tengan pelaje”. Pero existen diferencias fundamentales:
- Los perros, especialmente los de talla mediana y grande, poseen mayor masa muscular y reservas de energía que les ayudan a conservar temperatura más eficientemente.
- Los gatos, por el contrario, tienen menor masa corporal, son más sensibles a las corrientes de aire y su fisiología hace que pierdan calor más rápido.
Además, en ambas especies hay grupos especialmente vulnerables: cachorros, animales geriátricos, razas pequeñas, razas sin pelo, mascotas desnutridas o con enfermedades crónicas.
El frío en gatos, lo que debes saber para cuidar a tu michi:
La Dra. Bernal recalca que en invierno aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, como la tos de las perreras en perros, especialmente en lugares con sobrepoblación animal o bajas temperaturas.
Mantener una nutrición adecuada, evitar raparlos y ofrecer espacios cálidos es fundamental para prevenir complicaciones.
Aunque los gatos parezcan más resistentes por su comportamiento independiente, sí sienten frío y pueden sufrir hipotermia, pero lo hacen de forma distinta a los perros.
De acuerdo con la Dra. Bernal:
“En términos fisiológicos, el gato sí padece frío como el perro, pero no de la misma manera. Los gatos son más sensibles a las corrientes de aire y a los cambios bruscos de temperatura.”
Mientras que un perro grande puede tolerar mejor una mañana fría, un gato puede comenzar a perder calor desde los 10 grados Celsius, lo que los hace más vulnerables en menos tiempo.
Señales de que un gato tiene frío, según la veterinaria:
- Rigidez muscular o movimientos lentos.
- Permanecer quieto por largos periodos.
- Dormir más horas o aislarse en rincones cálidos.
- Buscar escondites cerrados donde no haya corrientes de aire.
También menciona que “los gatos no toleran tan bien las prendas como los perros; se estresan, se acicalan compulsivamente o intentan quitarse cualquier suéter”, por lo que normalmente no se recomienda vestirlos. En su lugar, es mejor:
- Proporcionar cobijas.
- Ofrecer camas térmicas o espacios tibios.
- Evitar corrientes de aire.
- No raparlos (especialmente si su pelaje es parte de su regulación térmica).
Los gatos más expuestos al frío son: senior, cachorros, bajas de peso, enfermos, con padecimientos renales o tiroideos, con cáncer y razas sin pelo, como el esfinge.