Los perros son conocidos por su empatía y capacidad para formar fuertes vínculos emocionales con sus dueños. Pero, ¿pueden realmente detectar si estamos pasando por momentos difíciles como la depresión o la ansiedad?
Según expertos, la respuesta es compleja, pero sí es cierto que nuestros amigos caninos pueden percibir cambios en nuestro comportamiento y estado emocional e incluso dichos cambios podrían afectar a nuestros perritos.
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El lenguaje corporal y la química del cuerpo
La Dra. Andrea Bernal, Médica Veterinaria Nutricionista de Maka Recetas, explicó en una entrevista para MILENIO cómo el estado de ánimo de una persona puede influir en el comportamiento de su mascota.
Según la experta, aunque los perros no pueden identificar específicamente la causa de nuestra tristeza o ansiedad, sí son capaces de reconocer cambios en nuestro lenguaje corporal y química corporal.
"Es muy cierto, pero a medias. Los perros, cuando tú estás enojado o estresado, no van a decir 'ah, estás enojado por esto', el perro va a leer tu lenguaje corporal y va a decir 'detecto problemas' porque tu lenguaje corporal cambió, tu química (cortisol), entonces los perros pueden llegar a detectar eso", explicó.
Este cambio químico, en particular la liberación de cortisol, es algo que los perros pueden percibir. El cortisol es una hormona que se libera en situaciones de estrés, y los perros son muy sensibles a este tipo de señales.
A través de su agudo sentido del olfato y observación, los perros pueden notar que algo ha cambiado en nuestro comportamiento y, como respuesta, ofrecerán su compañía para intentar reconfortarnos.
"Ellos detectan 'hay problema entonces voy a reaccionar a este problema (...) sí es cierto que los perros detectan cuando estamos deprimidos, precisamente porque nuestra química cambia, porque nuestro estado de ánimo cambia, es muy cierto", señaló la Dra. Andrea.
La mimetización emocional de los perros
Otro aspecto interesante que explicó la Dra. Andrea es el fenómeno de la "mimetización". Los perros, de alguna manera, tienden a imitar las emociones y comportamientos de sus dueños.
Esto no significa que el perro esté copiando directamente nuestras emociones, sino que su propia respuesta emocional está influenciada por nuestras acciones y energía.
"Hay algo que se llama mimetización, no sé si has escuchado que 'el perro se parece mucho a su dueño', es porque se mimetiza. ¿Qué sucede con esta mimetización? Si yo soy muy ansiosa, el perro va a ser ansioso también, pero no porque me copie sino porque yo voy a tener ciertos rituales o ciertos hábitos que me van a generar una ansiedad que eso le va a generar ansiedad a mi perro. Entonces ese estado constante de ansiedad y acelere que tengo, mi perro lo va a absorber, lo va a aprender", comentó la Dra. Andrea.
Esto puede explicar por qué algunas personas sienten que sus perros "se deprimen" cuando ellos mismos atraviesan una etapa emocional difícil.
En lugar de ser una respuesta directa a su estado de ánimo, los perros pueden imitar las emociones de sus dueños y reflejar esas emociones a través de su comportamiento.
Cómo la rutina afecta a la mascota
Además de la mimetización emocional, el cambio en la rutina diaria también puede generar estrés en los perros. Como animales de costumbres, los perros dependen de la estabilidad en sus actividades cotidianas, como los paseos, la hora de comida y el juego.
Si un dueño está pasando por una depresión o ansiedad y cambia su rutina, el perro puede notar la falta de estos rituales y sentirse ansioso o confundido.
"La rutina cambia, entonces eso directamente le genera estrés o ansiedad a tu perro. Ves que estoy deprimido, no te voy a sacar a pasear, un día no lo notan, tres días seguidos el perro ya lo va a resentir y empieza a tener problemas de conducta porque ya no tiene su rutina", explicó la Dra. Andrea.
Este cambio en la rutina puede afectar profundamente el bienestar del perro, lo que puede resultar en comportamientos indeseados como destrucción de objetos o ansiedad por separación.
Los perros son animales profundamente conectados a sus dueños, y cualquier alteración en el comportamiento humano puede tener un impacto directo en su propia estabilidad emocional.
Aunque los perros no entienden la depresión o ansiedad en el sentido humano, sí son capaces de percibir los cambios emocionales en sus dueños.
Estos animales tan sensibles detectan cambios en nuestro lenguaje corporal y química, respondiendo con apoyo emocional y, en algunos casos, reflejando nuestras emociones.