Inédito durante casi toda la Eurocopa y criticado en su única actuación en el último partido de la fase de grupos, Joao Félix, con un lanzamiento al palo en la tanda de penaltis, sostuvo la mediocridad de Francia, que superó a Portugal tras culminar otro partido sin goles para citarse con España en las semifinales de la Eurocopa.
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Mala suerte para Joao Félix. No es su año. El jugador del Barcelona cedido por el Atlético de Madrid acabó la temporada de la peor manera posible, errando un penalti que dejó fuera a su país, que soñó con otra aparición de Diogo Costa, como unos días antes, para pasar a la siguiente fase con las manos de su portero. Sin embargo, no hubo suerte y Francia, que acertó en todos sus lanzamientos (Dembélé, Fofana, Koundé, Barcola y Theo Hernández), se mantiene en pie sin marcar un gol de jugada en todo el torneo.
La realidad es que Portugal fue eliminada por un rival que ha perdido su identidad por el camino, errática, sombría, aburrida, previsible y sin aportar casi nada a lo largo de la Eurocopa, Francia se encontró ante una nueva oportunidad para demostrar que el proyecto de Didier Deschamps no se apaga poco a poco. Parece que ha pasado un mundo desde la final perdida ante Argentina en el Mundial de Qatar 2022; o desde la victoria en Rusia 2018; pero prácticamente fue antes de ayer y los visibles signos de cansancio del combinado galo volvieron a salir a la luz frente a Portugal.
Deschamps dio una oportunidad a Eduardo Camavinga en el centro del campo por la ausencia obligada del sancionado Rabiot. También se cansó de la falta de gol de Thuram y en su once apareció Kolo Muani, el "héroe" ante Bélgica, derrotada 1-0 en octavos con un gol en propia meta de Vertonghen tras un churro de remate del jugador del París Saint-Germain.
Portugal, aunque hasta cuartos de final sobrevivía con cierto aroma anárquico y pese a la alarmante falta de gol del incansable Cristiano Ronaldo, por lo menos propone algo. O, como mínimo lo intenta. Y, Roberto Martínez, con el mismo equipo que doblegó a Eslovenia salió a por todas insistiendo a sus jugadores en dar la pelota a Rafael Leao que es, sin duda, el hombre más desequilibrante de todo el conjunto luso. Koundé vivió un calvario durante la primera parte y se llevó unas cuantas gambetas del zurdo de Portugal, a quien, sin embargo, le faltó cerrar bien sus internadas con el pase final, el decisivo que nunca llegó y que desesperaba a Cristiano.
¿Y Mbappé? El duelo se planteó como un choque total entre el jugador del Real Madrid y Cristiano. Entre un pasado de gloria y un presente arruinado por una máscara. La fractura nasal que sufrió el atacante del Real Madrid el primer día ha marcado toda su Eurocopa. Se le ve realmente molesto. No es el mismo y contra Portugal, en el acto inicial, apenas firmó una de sus arrancadas con un centro envenenado que despejó Diogo Costa. No hizo nada más que suspirar desesperado entre la falta de creatividad de Francia, también mermada por la 'ausencia' de Griezmann. Sin sus dos mayores valores, al equipo de Deschamps sólo le quedó intentarlo desde lejos, con un zurdazo de Theo Hernández que salvó fácil Diogo Costa.
Ese fue todo el bagaje ofensivo de dos equipos que sacaron a relucir sus carencias durante la primera parte: Francia, en su línea del torneo, impotente y carente de ideas en los últimos metros; Portugal, con ese 'quiero y no puedo' que le ha caracterizado durante los cuatro partidos que ha disputado y en los que en ocasiones ha vivido en el alambre. Pero estaba bien, nada había pasado y eso era mucho para dos selecciones con muchas carencias.
El paso por la caseta trajo algo de aire a Francia. Por lo menos en los primeros compases del segundo acto, en los que Griezmann y Mbappé se reactivaron con un disparo del segundo que atrapó fácil Diogo Costa. Pero fue un espejismo, porque enseguida Francia se instaló en la monotonía y además Mbappé se llevó un balonazo en la nariz de Bernardo Silva que terminó de desquiciar a la estrella del equipo de Deschamps.
Ahí se acabaron las bromas. Portugal, ahora sí, con media hora por delante, se cansó de tanta especulación y se fue a por el partido. Desde los costados, con Cancelo, Leao y Bernardo Silva, comenzó a desequilibrar y a generar peligro con mucha velocidad. Así llegó la primera gran ocasión de verdad, un remate raso cruzado de Bruno Fernandes que salvó con una manopla espectacular Maignan, después de nuevo sostén de Francia tras despejar con el pecho un disparo de Vitinha desde cerca del punto de penalti.
Aun así, en medio de ese pequeño asedio de Portugal, Francia pudo llevarse otro premio injusto a su rancia propuesta con dos ocasiones seguidas que coincidieron con la salida de Griezmann del terreno de juego por Dembélé: Kolo Muani, ante Diogo Costa, ya celebraba el gol cuando apareció la bota providencial de Rúben Dias para despejar la pelota. Después, fue Camavinga quien no resolvió ante el guardameta luso porque cruzó en exceso su disparo.
Esos arrebatos, entre los minutos 63 y 70, concluyeron con el regreso a la casilla inicial, es decir, la vuelta a la nada y el irremediable camino hacia la prórroga, en la que Cristiano pudo cerrar el partido, pero mandó a las nubes un pase de la muerte de Francisco Conceiçao. Por el camino se fue Mbappé, no aguantó hasta el final y fue la última noticia antes del fallo de Joao Félix, que sostuvo la mediocridad de un equipo que no juega a nada y aspira a todo.
JCVL