Bruno Valdez vive de alejar el peligro, su condición de defensa central le obliga a estar con los nervios a tope para destruir cualquier ocasión que amenace con dañar la portería americanista. Paradójicamente, en el Apertura 2018, el central paraguayo ha destapado su faceta goleadora al punto de ser el hombre más efectivo de América en el certamen.
Hasta ahora, Bruno ha marcado 7 goles, (4 en la fase regular y 3 en la Liguilla) una cifra que lo ubica, junto con Nicolás Sánchez (Monterrey) como los zagueros más goleadores en el semestre; aunque el paraguayo aún tendrá los dos partidos de la Final para tratar de convertirse en el defensor más eficaz de cara al arco contrario.
Bruno llegó a Coapa hace dos años, el Apertura 2016 fue su primer torneo defendiendo la camiseta de las Águilas, ahí coincidió con Pablo Aguilar, compatriota y buen amigo, aunque en esta Final serán rivales y seguro se toparán en las acciones a pelota parada que uno y otro equipo tengan.
Desde su llegada le tocó pelear por un sitio, porque en ese entonces además de Aguilar se encontraba en el plantel azulcrema el argentino Paolo Goltz, pero Bruno se hizo hueco ya fuera en la central o en la lateral derecha, otra demarcación que conoce, porque ahí jugó varios partidos con la selección guaraní, así que empezó a ganar minutos ya que Ignacio Ambriz y Ricardo La Volpe valoraron sus condiciones y su solvencia en el juego aéreo.
Con la salida de Goltz a Boca Juniors en julio del año pasado, pasó a convertirse en punto de referencia de la defensa central. Y la marcha de Pablo a Tijuana, en enero de este año, le concedió la jefatura de la zaga americanista. Una tarea que demanda liderazgo, seguridad y mucho, mucho carácter y ha demostrado tenerlo. Junto a Emanuel Aguilera o Edson Álvarez, con línea de cuatro o línea de cinco, sabe acoplarse y mantener un tono de alto rendimiento.
El Apertura 2018 ha tenido sus particularidades para Bruno, porque hubo un momento que tuvo que comer banca. ¿Qué ocurrió? En el juego contra Pumas de la Jornada 7 se fue expulsado por una plancha en el medio campo sobre Pablo Barrera, una roja ganada a pulso en una zona que no ameritaba una acción de esa manera, dejó al equipo descompensado, porque las Águilas ya jugaban con uno menos por la previa expulsión de Roger Martínez, encima Pumas se puso arriba por 1-2 y el cuadro de Coapa se vio obligado a redoblar esfuerzos. Ya se conoce el épico empate que logró a dos goles en tiempo de compensación.
Sin embargo, la factura que pagó fue cara. Al juego normal que pagó de suspensión, se le sumó uno más (contra Morelia) que no jugó por decisión de Miguel Herrera, cedió su lugar a Edson Álvarez y el canterano arrojaba notas altas que no le concedían espacio en el once.
La reivindicación no tardó en llegar, Edson se fue expulsado contra Puebla y Bruno entró de cambio para reforzar la defensa, pero en el tiempo agregado le ganó su instinto ofensivo y remató una pelota que terminó por darle la victoria a las Águilas. Regresó por sus fueros y ya no se bajó más del once azulcrema.
Ese gol ante Puebla fue el segundo para Bruno, le sucedieron otro a Tigres y uno más a Santos que tuvo el valor de ser el que le permitió a las Águilas bajar a Santos de la pelea por el segundo puesto. Y en la Liguilla la historia ha sido igual de fructífera.
En Toluca marcó con un sólido cabezazo en pelota detenida, le repitió la dosis a los Diablos en el juego de vuelta. Y el domingo, con la misma receta, apagó la insurgencia universitaria. Un frentazo letal que volvió a poner por encima a América. Con el aporte ofensivo se dedicó a lo suyo, maniató a los delanteros felinos, con la eliminatoria cerrada se marchó al banco, porque ha presentado una contractura a la altura de la cintura, pero el dolor no lo iba a privar de pelear por la gloria en esta Liguilla.
Cruz Azul tiene un doble enemigo para la Final, por un lado, su delanteros deberán estar listos para la batalla cuerpo a cuerpo que Bruno Valdez tendrá con ellos. Por el otro, su defensa deberá estar al pendiente de los ofensores amarillos, pero deberá prestar importancia mayor a los arribos del 18 americanista, un defensor con alma de delantero que está convertido en el arma más letal de América.