América sigue estancado, busca levantar el vuelo, pero no encuentra la ruta para hacerlo, es incapaz de despegar, porque no logra corregir en el sector defensivo, le penalizan los yerros en la retaguardia y obligado a ir a remolque llega un punto en el que le gana la ansiedad, si bien alcanza a tener una cuota de reacción, no es suficiente para ganar partidos. Anoche empató 1-1 con Juárez y se salvó de perder gracias —ahora sí— a una buena intervención de Guillermo Ochoa. Como sea, ya son seis partidos sin lograr la victoria, es verdad solo ha perdido un juego en el torneo, pero eso no vale en un equipo de la envergadura de las Águilas.
Es evidente que el cuadro de Coapa ha mejorado en prestaciones, pero aún no se logra ver una versión que le hagan un equipo reconocible, hay ideas y buenos lapsos, aunque con el paso de los minutos se va diluyendo y perdiendo la cuadratura inicial, sobre todo en defensa. Una zona que dará muchos momentos de angustia hasta que acabe el torneo, porque hay una carencia de efectivos de garantías.
Anoche volvió a haber una equivocación de esas que no gustan a Miguel Herrera, han sido muy recurrentes esos despistes a la hora de defender y lo más negativo es que suben directo a la pizarra, y cuando eso pasa empieza a golpear al equipo en lo anímico. Pasó con Pachuca, con Pumas, con Querétaro y la tendencia se mantuvo con los Bravos.
Es cierto que anoche hubo una zaga remendada por las bajas de Bruno Valdez y Paul Aguilar. Jugaron Carlos Vargas y Jesús López por zona izquierda y por ahí cayó el gol de Juárez.
Y es que el inicio de América no fue malo, incluso fue el primero en marcar por la vía de Giovani, pero Dos Santos estaba en fuera de lugar. Espabiló Juárez y armó una jugada por izquierda donde afloró la pasividad defensiva de los azulcrema y su falta de tensión para morder López, Vargas y Gio no leyeron un pase filtrado a Mauro Fernández que mandó un centro que techó a Aguilera y Diego Rolán cabeceó para vencer a Ochoa apenas a los 10 minutos.
Partido de tú a tú, Gio se perdió el empate dos minutos después y aunque América trató de reaccionar, no encontró un hueco en la defensa juarense, las conexiones fueron nulas y no hubo alguien en las Águilas que marcara los tiempos para pausar o acelerar.
Las aproximaciones de los americanistas carecían de veneno para el portero de los Bravos. Y en el segundo tiempo el que mantuvo la tensión era el pelotón de Gabriel Caballero. Miguel Herrera reflejaba tensión, el Piojo buscó la manera de hacer cambiar la dinámica del juego, no le quedaba más que arriesgar, retiró a Richard Sánchez y mandó a Andrés Ibargüen.
Mejoraron las Águilas, pero Juárez no cedía ni un ápice, conservaba el orden y se revolvía para alejar cualquier pelota que amenazara con hacer daño a su arco. Entonces entró Viñas por Giovani y el delantero charrúa volvió a levantarse como salvador gracias a ese instinto que empieza a ganarle adeptos.
El uruguayo cazó un rebote de una pelota que peleó Henry, no dudó y le pegó con la zurda con una media vuelta de por medio, la bola superó el lance de Vázquez Mellado, América rescataba un punto. Según se quiera ver el vaso era mejor que regresar con las manos vacías, y quizá hasta tuvo mejor sabor porque sobre la hora, Ochoa evitó el descalabro con una desviada justa en el cobro de un tiro libre.
América suma seis partidos sin ganar, sí, solo ha perdido un partido, pero viendo como se le han escapado los puntos en los otros cinco, el balance tiene más tintes negativos que positivos, porque no mejora en defensa.
El sábado viene el Clásico Nacional, un partido que está obligado a ganar, por el peso histórico y anímico que tiene ese juego y porque necesita el triunfo para seguir en zona de Liguilla.