El 9 de enero de 2018, Jérémy Ménez aterrizó en la Ciudad de México, al menos un centenar de aficionados de las Águilas acudieron al Aeropuerto a recibir con tambores y trapos al jugador francés que llegaba como estrella al América.
El 29 de agosto de 2019, el mismo AICM lo vio marcharse de México como un rotundo fracaso, porque fue un jugador que nunca llenó las expectativas y terminó siendo una de las grandes decepciones para el americanismo.
¿Por qué Ménez no cuajó? Lesiones, su temperamento, diferencias con el cuerpo técnico y su falta de compromiso institucional.
América no dudó en presumir a su fichaje europeo. Se alababan sus cualidades y poco a poco se le fueron dando minutos. Hubo chispazos; carecía de regularidad.
Ménez debutó en la Jornada 4 y, a partir de la Jornada 7, fue titular; todo iba bien hasta la 12, cuando se lesionó contra Toluca y a partir de ahí vino una inercia de sube y baja que mantuvo prácticamente en toda su estancia.
En las semifinales de ese torneo falló un penal en el juego de ida ante Santos; al final, el equipo fue eliminado. En la pretemporada sufrió la ruptura de ligamento anterior cruzado de la rodilla izquierda. Fuera poco más de seis meses.
Y en el año 2019, una nueva lesión en el menisco y más tiempo fuera. Fue en esos meses cuando vino el desencanto. A Ménez se le esperó con paciencia, pero no volvió a recuperar sus mejores sensaciones, cuando parecía que podía cambiar esa situación empezó a pretextar molestias y ya nadie le creía.
En más de una ocasión, Jérémy acusaba molestias antes de entrenar y en más de una ocasión se le dijo que debía someterse a estudios médicos, fruncía el ceño, dejaba el campo, pero no se iba al médico, ya estaba fastidiado de México. Solo eso.
Entonces, Ménez se sorprendió al ver cómo Miguel Herrera dejaba claro en la sala de prensa que, aunque fuera un jugador talentoso, no jugaría si no mostraba actitud y disposición. Dicen que Jérémy buscó en algunas ocasiones a su técnico para ponerse a la orden y el Piojo le dijo que estaba en él ganarse un lugar.
Lo que sí llegó a molestar a Miguel fue que la gente pensara que tenía algo personal con el francés, por lo cual no jugaba; en corto, el técnico explicaba lo que acontecía con el jugador.
Cuando la directiva entendió que Ménez era una causa perdida no tuvo más remedio que entrar en un proceso de negociación para que saliera. Al final ambas partes entendieron que lo mejor para ambos era separarse.