Nicolás Castillo habló por primera vez de lo que fue su momento más crítico, semanas en las que su vida estuvo en riesgo y de la que hoy puede hablar por la oportuna intervención de los médicos. El delantero chileno cuenta por primera vez cómo fueron esos momentos de tensión y de preocupación en un Instagram Live con la cuenta oficial de la Universidad Católica de Chile.
Nico está en casa, trabajando en su rehabilitación, suelta una que otra sonrisa, toma algunas situaciones con humor, pero va reconstruyendo ese calvario que inició en enero cuando fue operado del tendón del recto femoral de la pierna derecha.
“Tenía el tendón del recto se me había cortado por tanta sobrecarga y por querer jugar con molestias, el 28 de enero decidí operarme junto con los doctores, cuerpo técnico y dirigentes porque no aguantaba más el dolor y o estaba bien tenía que operarme o parar cuatro meses a que se regenerara solo el tendón, decidimos operar y después de eso salió todo” cuenta el delantero andino.
Luego, prosigue con su relato, lo que vino después fue la trombosis que puso en riesgo su vida. “Terminó la operación y no me acuerdo mucho, estaba en la sala del post operatorio, me decían cosas que no me acuerdo, en ese momento me empezó a dar la trombosis, no sentía la pierna, sentía como que me iba a explotar la pierna, me decían que no moviera la pierna, que no moviera el tobillo, que no moviera el pie, pero no podía, me durmieron ahí mismo. Llegó una doctora que le agradezco que me salvó la vida, sacó toda la gente que estaba en la pieza y me fui a operar de nuevo”, añade.
Cuando salió de esa operación el riesgo no había pasado, al contrario, debía seguir con estricta vigilancia, Nico cuenta sus sensaciones tras abrir los ojos en el área de terapia intensiva. “Me llevaron directo porque necesitaba estar en observación, ahí estuve como una semana y media, esperando que la pierna desinflamara un poco, en este tiempo estaba solo y mi familia llegó a los tres días, ahí no me acuerdo de nada”.
Tras esa primera crisis, Castillo logró salir del hospital, fue a casa, pero ahí vino la segunda complicación, un sangrado agudo que generó drama en él y en su familia. “El 10 de febrero salí de la clínica, volví a mi casa, estuve tres días, estaba en mi cama y me quise mover un poco, no podía hacer nada porque estaba tieso, hice un movimiento como querer levantarme y me vuelve a sangrar de la nada, estaba mi familia, y nos fuimos a la clínica, ahí fue donde la vi negra”.
Y cuenta. “La sangre que vi fue cuando estaba en mi cama y me llevaron hasta la camioneta porque me agarraron con el cobertor y todo lo que tenía ahí encima, era blanco y lo único que veía era blanco con rojo, como metido en agua, pero bueno, pasó lo peor”.
Y cuenta que en el trayecto de su casa en Santa Fe al hospital Ángeles Acoxpa al sur de la Ciudad de México, fue un recorrido de mucha angustia. “Mi hermano con mi mamá y mi representante estaban tocando la bocina, escuchaba y (sentía) como frenaban, yo en un momento veía todo blanco ya iba inconsciente, perdí casi tres litros de sangre en eso. De ahí fue cuando el club pidió sangre, yo solo comía y dormía en esos días. Cuando llegué (al hospital) iba inconsciente y con la pierna muy inflamada de sangre, me pincharon por todos lados para sacarme sangre, las venas las tenía todas dañadas. Cuando pude ver los mensajes de apoyo, estaba quebrado, lloraba por todo. Me salvaron la vida y eso no lo voy a olvidar jamás, estar en una cama era un avance, estar con vida y mi pierna para mí era todo y lo demás no importaba nada”.
Esos fueron los momentos de tensión que, por fortuna, lograron ser atendidos y hoy lo tienen en una etapa de rehabilitación en la que va avanzando de manera lenta, pero sin correr riesgos.