Miguel Herrera explotó en júbilo con el primer gol y con el segundo fue felicidad total, el entrenador de América recuperó esa imagen de antaño cuando le ganaba el éxtasis en sus celebraciones, al final del juego rodó por el césped y se fundió en un abrazo con Agustín Marchesín, el portero americanista que le había dado su palabra de que esta vez si lograrían el título, el Piojo irradiaba felicidad y le dedicó el título a su familia.
"Siempre me acompañan a todos lados y son una fuerza importante, pero el título no lo puedo dedicar más que a ellos, porque a mí me lo regalaron los muchachos con su esfuerzo, su actitud y determinación y estoy más que agradecido con ellos", dijo el Piojo sobre el césped del Azteca.
Herrera regresó hace un año y medio, el título se le había negado, pero una vez más la tercera Liguilla fue la buena. Sobre el sabor que le dejaba este título, comentó que "sabe espectacular, los muchachos son extraordinarios, nunca bajaron los brazos a pesar de los baches que pasamos, el grupo se cerró. Para mí es pura felicidad porque trabajé con un equipo que fue criticado, pero demostró que está para muchas cosas".
Y cuando al Piojo se le comentó que después de este título al América se le debe odiar un poco más, fue claro. "Que nos odien siempre, porque vamos a ser más grandes y vamos a seguir ganando títulos. Vine a ganarlos, desde mi llegada sabía la exigencia y después de armar un buen equipo logramos el objetivo".