En la década de los 80, América escribió una época gloriosa, conjuntó jugadores que se encargaron de darle grandeza, fueron años en los que se ganó el amor de su afición y el odio de sus rivales. Logró cinco títulos de Liga, el último título de esa década abundante fue ante Cruz Azul al que venció con global de 5-4. Contra La Máquina, América fraguó una gran rivalidad a la que se le llamó Clásico Joven.
Gonzalo Farfán llegó como refuerzo al América para la Temporada 1984-85. Jugó con la Águilas por diez años, tiempo en el que ganó cuatro títulos de Liga; tres de la Concacaf; dos Campeón de Campeones y una Copa Interamericana. Gonzalo recuerda aquella serie en la que cobraron una deuda que había con La Máquina, que 17 años atrás le había ganado el título de Liga al América en la Temporada 1971-72.
“Desde esa Final que Cruz Azul le gana al América 4-1, terminan siendo partidos muy intensos. Había algo pendiente y desde ese tiempo, el Cruz Azul-América siempre ha sido un partido muy especial para los aficionados, de los dos equipos”.
FOTO: Gonzalo Farfán, ex jugador del América (Fototeca Milenio)
Farfán cuenta que al interior del vestuario azulcrema se vivía un ambiente especial antes de enfrentarse ambas escuadras. “Cuando llego al América ya había una rivalidad con Cruz Azul desde aquella final, ya se había generado esta animadversión deportiva. Se empezaba a generar una adrenalina para para sacar ese coraje y ese buen futbol que tenías para que el equipo ganará”.
En aquellos años, América y Cruz Azul contaban con plantillas de gran calidad, Gonzalo recuerda a algunos de sus rivales como “Patricio Hernández, Pedro Duana, Pablo Larios, Porfirio Jiménez, Narciso Cuevas… era un Cruz Azul muy fuerte, que jugaba bien al futbol”.
Aunque resalta las armas con las que contaba América, “de este lado también había buenos jugadores: Adrián Chávez, Juan Hernández, que mete un gol en el partido de vuelta, Alfredo Tena, Cesilio de los Santos, Cristóbal Ortega, que era un señorón en el terreno de juego, Antonio Carlos Santos, Zague… era un equipo muy especial ese América, que al interior tenía una gran camaradería”.
Ganar o ganar
La exigencia de América por lograr títulos viene de años, Farfán recuerda que cuando estaba a punto de empezar la final contra La Máquina solo había una cosa en la cabeza: “era ganar o ganar. Me acuerdo que calentabas en el vestidor, porque antes no salías a calentar al campo; tampoco había un túnel que te sacaba al campo, se abría una puerta detrás de la portería y cuando eso pasaba y la gente veía que ya venía un equipo, era un grito muy especial, entre los que te apoyaban y los que no. Corrías al medio campo para saludar a la gente, esperando que empezara el juego para sacar todo el nervio que representaba jugar un partido de esa índole”.
Gonzalo Farfán revive los momentos especiales de ambos partidos. El juego de ida lo ganó América por 2-3 en condición de visitante administrativo.
“Arranca el partido y Pablo Larios hace un saque de meta, no sé si porque estaba lloviendo y el campo estaba fangoso, termina pegándole mal a la pelota y se la da a Zague, que inmediatamente dispara y hace el gol al minuto 2. Parecía que el equipo estaba enfilándose sin ningún problema y con tranquilidad a otro campeonato, pero poco a poquito el partido se fue cerrando y aunque metimos otro gol, el Cruz Azul también termina metiendo dos y lo ganamos con el penal que marca Santos”.
FOTOTECA MILENIO
En el juego de vuelta Cruz Azul salió a matar o morir, Farfán recuerda que “ese juego fue peor, arrancamos con otro gol tempranero de Juan Hernández (6’) y parecía que ya estábamos del otro lado, pero se nos vino la noche cuando mete un gol Patricio Hernández (20’), luego nos marcan otro (Ricardo Mojica 27’). Y en el segundo tiempo con un gol más de ellos ya quedaban campeones; nos estuvieron apedreando el rancho todo el segundo tiempo”.
Y cuenta la acción en la que intervino para ayudar a que el equipo lograra el título. “Hubo una jugada al final (minuto 77’), Porfirio Jiménez quiere abrirla, yo me barro, la detengo y se la tocó a Santos que se la lleva a toda velocidad y se la toca Hermosillo; Carlos tira y hace el gol que nos dio el título, pero fue un partido muy sufrido, porque se jugó en domingo a las 12 del día… era una cancha y un calor muy especial, entre los nervios, la tensión, el estrés del juego y la parte física, terminabas todo desecho. Afortunadamente pudimos coronarnos. Cuando tienes una final y la ganas y das la vuelta olímpica, es un momento sublime, sobre todo cuando te coronas contra equipos como Cruz Azul, te llena un poco el espíritu por haber conseguido un triunfo muy importante”.