13 de julio de 1980, fecha exacta de la última ocasión en la que el Cruz Azul logró alzar un título en condición de local. Aquel, fue el séptimo campeonato de La Máquina y el sexto de la década de los setenta para la institución, el cual puso broche a la gran dinastía celeste, misma que se extendía desde 1968. Doce años de gloria absoluta para los cementeros, lapso en el que se convirtieron en el segundo equipo más ganador de México, únicamente por debajo de las Chivas.
No obstante, luego de esta época de logros, misma en donde los azules se ganaron la etiqueta de Equipo Grande, ha venido la gran sequía.
PARTE DE LA SEQUÍA
En los últimos 38 años, el conjunto de la Noria ha disputado 10 Finales de liga: Tres en los ochenta (1980-81’, 1986-87’, 1988-89’); tres en los noventa (1994-95’, Invierno 97’, Invierno 99’) y cuatro más en el nuevo siglo (Clausura 2008, Apertura 2008, Apertura 2009, Clausura 2013). El saldo, una victoria a cambio de nueve derrotas.
Un título en casi cuatro décadas para Cruz Azul, el cual obtuvo en condición de visitante, al imponerse al León en la cancha del Nou Camp, puesto que la última ocasión que se coronaron en casa fue en la Final de la campaña 1979-80, cuando derrotaron a los Tigres.
De la decena de series por el título que La Máquina ha disputado desde entonces, sólo han recibido el juego de vuelta en tres ocasiones; en todas ellas, consecuentemente, cayeron. Ahora, en la Final de este Apertura 2018, la onceava en 38 años, el conjunto celeste, más allá de romper la sequía de 21 años sin un campeonato de liga, tendrá la oportunidad de coronarse ante su gente por primera vez desde 1980.
CAER EN CASA
1994-95’, ante Necaxa; Invierno 99’, contra Pachuca y en el Apertura 2009, contra el Monterrey. Son las tres Finales en las que el Azul jugó el partido de vuelta ante su gente.
En la primera, ante los Rayos, misma en donde ambos duelos se disputaron en el Estadio Azteca, La Máquina logró un importante empate en la ida, por 1-1. Sin embargo, en el choque definitivo, el Necaxa, con tantos de Alex Aguinaga y de Ivo Basay, derrotó 0-2 a los de La Noria.
Ya en la era de los torneos cortos, y aún con una muy buena base del título de 1997, los celestes se midieron al Pachuca en al Final del Invierno 99’. Tal y como sucedió contra los hidrocálidos cuatro años y medio antes, Cruz Azul sacó un buen resultado del primer duelo, esto tras empatar 2-2 en el Estadio Hidalgo. Con el resultado, los azules salían -para la vuelta- como únicos favoritos ante los Tuzos.
No obstante, el cuadro de la Bella Airosa, dirigido en ése entonces por Javier Aguirre, hizo patente la etiqueta de Caballo Negro, misma que los impulsó durante toda la liguilla de aquel certamen, eliminando a equipos como Monarcas, Toluca (Campeón defensor) y Atlas (Subcampeón del Verano 99'), todo esto para llegar al Estadio Azul y, con el gol de oro de Alejandro Glaría, vencer a los cementeros. De esta forma, los hidalguenses, año y medio después de su ascenso, se hicieron de su primera corona del balompié nacional.
Exactamente una década después, en el Apertura 2009, el Cruz Azul volvería a jugar la vuelta de una Final en su cancha; en esta ocasión, su rival fue el Monterrey. Sin embargo, la serie quedó marcada por la ventaja que La Máquina dejó ir en el partido de ida, esto cuando los celestes tenían un 1-3 en su favor al medio tiempo del encuentro ya citado. Fue para el complemento cuando sobrevino lo impensable, puesto que los cementeros -de manera increíble- recibieron tres goles, para perder 4-3 en el Tecnológico.
A pesar de la derrota en el primer juego, el cuadro comandado por Enrique Meza aún mantenía su etiqueta de favorito para el choque definitivo, puesto que sólo necesitaba remontar un gol en el Estadio Azul. Pero como sucedió en el Invierno 99', los de la Noria se estaban enfrentado al llamado Equipo del destino, ésta vez encarnando en la figura de los Rayados. Con tantos de Aldo de Nigris y de Humberto Suazo, el Monterrey venció 1-2 a La Máquina, llevándose la serie por global de 4-6, para quedarse con su cuarto título de liga. Cruz Azul, otra vez, perdía una Final ante su gente.