Duró poco. El paso de Iván Marcone por las filas del Cruz Azul terminará siendo un episodio anecdótico en la historia del club. Uno muy corto, de apenas un semestre de vigencia. Sí, el que fuera el futbolista más destacado de La Máquina en el Apertura 2018 se marcha del equipo para enrolarse con el Boca Juniors de su país. Así, de manera repentina e inesperada.
Y fue cuestión de horas para que Cruz Azul reviviera los fantasmas de Teófilo Gutiérrez, aquel delantero colombiano que cinco años atrás –luego de una aceptable primera temporada en México– le sedujera una oferta del River Plate y forzara su salida de La Máquina.
Pero ahora todo fue diferente. De entrada no fue el conjunto millonario, sino el xeneize el que se cruzó en el camino de Cruz Azul; además, tampoco se entró en un terreno tan desgastante como el de aquella ocasión, en el que incluso se llegó a levantar una queja ante la FIFA. Porque por raro que parezca, Boca fue claro en sus intenciones; sí, aplicando la estrategia de toda la vida, la de encandilar primero al futbolista para que éste forzara su salida, pero con una oferta sobre la mesa.
Así, sin tanto preámbulo ni regateo, la primera propuesta fue de seis millones de dólares, poco más de lo que La Máquina invirtió en comprar a Iván hace seis meses al Lanús. Sin embargo, para desprenderte de tu mejor jugador, hacía falta algo más y eso le hizo saber la directiva celeste a su homóloga xeneize.
Fue por eso que en el transcurso de la tarde llegó una segunda, por casi los ocho millones de dólares; suficiente para doblar las manos y no retener más a Iván, quien ya le había transmitido al cuerpo técnico y directivo su deseo de regresar a su país. Así que no había más qué pensar: habría una ganancia económica y se le daba salida a un elemento que ya no tenía la cabeza al cien en el equipo.
De esta manera Marcone regresará a su país para jugar en uno de los dos equipos más importantes de su Liga, con la esperanza de ser considerado para la selección argentina; además, se reencontrará con el entrenador que lo debutó, Gustavo Alfaro, y quien fue pieza clave para convencerlo de dejar a La Máquina, club en el que empezaba a tener tintes de ídolo.
PINTABA PARA ÍDOLO
Y Marcone se va dejando un vacío enorme en Cruz Azul. Hacía tanto tiempo que La Máquina no acertaba con un fichaje del exterior. El argentino fue el único jugador que llegó sin conocer la Liga Mx el semestre pasado y mostró su calidad desde la primera fecha. Se adaptó de inmediato y demostró su jerarquía.
Jugó todo el torneo de Liga y casi toda la Copa. Fue el eje del mediocampo. Pocas veces falló, pero sin duda la más dolorosa fue en la Final ante América, aún así fue el único que salió a dar la cara y ofrecer disculpas por su yerro. Ahí, frente a los micrófonos prometió regresar con más fuerza para pelear por el título de Liga. Pero esto ya no será así. Marcone ha decidido que su historia en Cruz Azul sea solo una buena y breve anécdota.