Roberto Alvarado, una joya de exportación

La sensación de Cruz Azul tuvo que picar piedra y superar las adversidades antes de convertirse en uno de los talentos con mayor futuro en la Liga MX

Roberto Alvarado, jugador de Cruz Azul (Imago7)
Rubén Guerrero Atilano
Ciudad de México /

A inicios del 2015, el seno familiar de Roberto Alvarado era convulso. El muchacho que hoy en día brilla intensamente con Cruz Azul, se encontraba en las filas del Celaya, donde ya había debutado en el Ascenso con 15 años. 

Tanto era su desanimo, que el atacante lo que más deseaba era desentenderse del futbol. El Piojo, como le dicen desde casa, se marchó por unos meses a Inglaterra, donde surgieron oportunidades gracias a su talento. 

Pruebas con el Manchester City y el Leicester, fueron las recompensas al mal momento. Aunque momentáneas; vendría otra resignación en el camino. 

A pesar de que Alvarado Hernández pasó con éxito las prácticas en ambos escuadrones, concentrando por varias semanas en los dos conjuntos, Roberto tuvo que enfrentarse a una reglamentación de la FIFA que delimita la contratación de elementos menores de edad.

“Me dijeron que querían que me quedara, pero que no me podía quedar porque había una regla de la FIFA que tenía que cumplir la mayoría de edad”, dijo en entrevista con Televisa Deportes. Debía volver a Celaya, para seguir con su crecimiento. 

Sin embargo, su talento no pasó desapercibido. Con todo y su juventud, Alvarado despuntó en la Liga de Ascenso, atrayendo la atención de cuadros nacionales que muy pronto le tendrían mejores noticias.

Primero fue Pachuca y más tarde Necaxa, los equipos que se encargaron de refrendar su confianza en él. Y aunque cada paso lo acercaba más a lo que él pretendía, restaba historia por contar. En ambas instituciones dio muestras, escuetas, porque lo limitaron a ser suplente, de lo que podía hacer con el balón en sus pies y varios metros para avanzar. Un velocista. 

Su estreno en Primera División se dio a inicios del 2017, con Pachuca; en año y medio, deambuló también por los Rayos del Necaxa, hasta hace un par de meses, cuando Cruz Azul oficializó su arribo a La Noria. 

La intención primaria consistía en cumplir con la reimplementación de la Regla 20/11, aunque luego de cinco jornadas disputadas y el buen paso de La Máquina, queda claro que el aporte de Alvarado abarca más que solo minutos a los más jóvenes. 

La prueba más fehaciente de esto son las tres asistencias que brindó ante León, el pasado sábado. 

Pedro Caixinha en el timón y Ricardo Peláez desde la dirección deportiva del club lo han llevado poco a poco, pero dejándole claro sus responsabilidades. 

Con ocho apariciones entre Liga y Copa, Roberto acumula también dos anotaciones. Es un futbolista plurifuncional, que lo mismo juega pegado a cualquiera de las dos bandas, que detrás del nueve, como un armador y aún así, se incorpora al ataque para tratar de conseguir algún gol. 

Hasta ahora, la fórmula le ha funcionado. En un club acostumbrado a los foráneos en puesto ofensivos, Alvarado marca la pauta a placer.
Además, el idilio con la tribuna celeste ha sido casi inmediato. 

Alvarado se ha ganado muy pronto el cariño y respeto de la afición de Cruz Azul, que ve en él a un joven con ganas de portar los colores maltrechos por varios elementos que antes, en el papel con más blasones, pasaron sin gloria por La Noria. 

“Este es un club muy grande, de esos en los que uno siempre quiere estar; estoy muy agradecido con todos los equipos en los que jugué, pero este es muy distinto a todo. Quiero conseguir cosas importante aquí”, comentó apenas la semana anterior en charla con TVC Deportes.

Mapa de calor de Roberto Alvarado (Especial)


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