Adolfo Bofo Bautista siempre se caracterizó por ser un jugador lleno de polémica pero con gran calidad dentro del campo. Por su paso con Chivas logró convertirse en un ídolo para los aficionados. En una ocasión, el ex jugador marcó en la goleada de 4-0 a Boca Juniors en el estadio Jalisco.
En el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores del año 2005, Jorge Benítez, el entonces técnico del equipo argentino, escupió al Bofo en la cara luego de haberse burlado de la afición Xeneize. No sería hasta estos días que el mexicano confesó una anécdota de aquella noche.
A través del canal de YouTube de Luis García, el Bofo confesó lo que pasó después del golpe con Martín Palermo, ex jugador de Boca Juniors y antiguo dirigente de Pachuca.
“Empezó el partido y empezaron con patadas, y en una jugada donde me dan un pase filtrado, y yo veo a los dos centrales que me van a dar un codazo, me quito. Me tumban y en ese momento muchos aficionados me aventaban piedras y yo les hice la señal de cuatro goles.
Me ve Palermo me sigue y me quería golpear. Seguí caminando y me tira un cabezazo. Nos expulsa el árbitro. Yo iba a los vestidores y el árbitro me pide que rodeara toda la cancha, fue ahí donde el técnico me escupe y yo sigo asustado porque la gente se quería brincar. Se brincan dos chavos y me dan un patada y un manotazo, pero lo más triste y donde sentí mucho miedo fue en el vestidor. Llegando al vestidor querían tumbar la puerta. Si tumbaban la puerta nos iban a linchar. Gracias a Dios que terminó el partido", confiesa Adolfo Bautista en dicho video.
Finalmente, Bofo explica lo difícil que fue el viaje a Argentina luego de ganar 4-0 en el Jalisco. Menciona que hubo dificultades para calentar en el juego de vuelta.
“En ese partido quedamos 4-0, pero pudo ser 7-0 si no es por el portero. Nos tocó ir de regreso a Argentina y desde que estábamos en el vestidor, conocemos a los argentinos, no nos dejaban calentar, nos dejaron un pedacito de área grande para calentar. Se iban los balones y los aventaban a la tribuna, no nos dejaban calentar”.
RGS