Qué rápido cambiaron las cosas en Pumas, un equipo que apenas hace 9 meses peleaba lo más alto de la tabla general, donde sus jugadores se dejaron hasta la última gota de sudor en el campo para remontar un 4-0 y meterse a una final que los dejaba soñar de nuevo con el octavo campeonato. En la memoria de los aficionados auriazules aún está fresco el recuerdo de esa serie por el título ante León, donde si bien el equipo no se coronó, había una comunión con la institución como no se veía desde aquella otra final perdida ante Tigres en 2015.
Pareciera que no había un solo aficionado que, pese a no poder ir al estadio para apoyar a su equipo por la pandemia de covid-19, no se perdían un solo partido, sabedores que, contrario a lo que muchos dicen o piensan, verlos era garantía de espectáculo. Ni qué decir de los resúmenes que el equipo liberaba todo los lunes a la media noche; el famoso ‘color’ que pronto fue adoptado también como un himno de inspiración en la canción de la banda MS, ‘El color de tus ojos’, tema favorito del técnico Andrés Lillini.
COMO CENICIENTA A LA MEDIA NOCHE
Pareciera que el encanto de los poderosos Pumas que estuvieron cerca de bordar una nueva estrella en su escudo terminó con el silbatazo final que proclamó el León campeón de la Liga MX, ahí comenzó el primer paso rumbo a un abismo que, de momento, parece no tener fin.
Para el siguiente Guard1anes 2021, los Pumas ya no contarían con Carlos González, Andrés Iniestra ni Alejandro Mayorga, todos ellos titulares indiscutibles en el once subcampeón.
Con un ritmo irregular, el equipo no solo no se metió a la liguilla directa del certamen, ni siquiera le alcanzó para meterse al repechaje. Por si fuera poco, terminaron la campaña con una relación fracturada con sus seguidores.
MÁS Y MÁS BAJAS IMPORTANTES
Después del fracaso del torneo anterior, no pasó mucho para que Leopoldo Silva, presidente del equipo, se dirigiera a la afición con un mensaje en redes que, en ese momento, parecía esperanzador de cara el futuro del equipo: refuerzos y ratificación de Lillini, fueron las promesas del directivo.
Entonces vinieron más bajas, algunos jugadores como Bryan Mendoza fueron cedidos al Atlante de la Liga de la Liga de Expansión, se fue Juan Pablo Vigón, capitán y referente del equipo en el medio campo, Johan Vásquez emigró a Europa tras ganar el bronce en Tokio 2020.
REFUERZOS QUE NO HAN DADO EL ANCHO
Otro de los factores en la declive de los Pumas de finales del 2020 al que vemos hoy en día, ha sido la poca visión para traer refuerzos de calidad, por lo menos para mantener el equipo a aquellos que han hecho bien las cosas o bien, si se logró una buena cantidad de dinero por su venta, conseguir a alguien de igual o menor calidad.
Elementos como Favio Álvarez, Juan Manuel Iturbe, el propio Juan Dinenno y más recientemente, Higor Meritao, José Rogeiro, Washington Corozo y Christian Battocchio, no han aportado nada en el presente del club, de ahí la molestia de la afición con la directiva encabezada por Leopoldo Silva y Jesús Ramírez.
SIN INVERSIÓN NO HAY PARAÍSO
Para muchos aficionados y expertos, el modelo de patronato que actualmente se rige en los Pumas de la UNAM, dejó de ser efectivo hace mucho tiempo. Como muestra, el que algunos equipos que manejan concesiones con grandes empresas como lo son los Tigres, los hayan ya alcanzado en título en tan poco tiempo, o el propio León, que de la mano de Grupo Pachuca ya volvió del descenso y también superó a los universitarios con ocho campeonatos.
¿Es la mejor solución el ceder la administración del club a una empresa sólida que invierta el capital necesario para hacer una plantilla competitiva que vuelva a pelear títulos más seguido?
En lo que se resuelve esto, Pumas sigue viéndose rebasado en títulos e historia por otros equipos, viendo de reojo la multa por descenso y manteniendo su grandeza únicamente por su fiel afición.