Recientemente se nombró a los Tigres como el mejor equipo de la década en la Concacaf según la IFFHS, un logro más que merecido y justificado en las actuaciones que el cuadro de Nuevo León ha conseguido no solo a nivel nacional, sino ahora internacional con su primer título de la Concachampions y el segundo lugar conseguido en el Mundial de Clubes. No queda lugar a dudas, los Tigres son el mejor equipo de México.
Lo anterior ha llevado incluso a especular con la creación de un nuevo Clásico ante el América, el único equipo de los denominados grandes que ha conseguido cosas importantes y que junto a Cruz Azul, son los únicos que despuntan en el actual torneo Guard1anes 2021; de hecho, en Nuevo León se ha pedido que los felinos sean considerados el nuevo grande sobre las Chivas y los Pumas, equipos que cada vez se acostumbran más a competir en segundo plano.
Sin embargo, es un hecho también que el descenso que Tigres consumó hace 25 años, y la forma en cómo se dio, resta muchísimo en la historia cada vez más rica del cuadro de San Nicolás. Ni América, Chivas o Pumas tienen en su historial una pérdida de la categoría, un requisito que muchos consideran indispensable a la hora de ser catalogados como grandes.
Fue el 24 de marzo de 1996, en un Clásico Regio celebrado en el Estadio Universitario, donde Rayados de Monterrey no solo se impuso en el marcador, lo hizo con categoría y con ello condenaron a Tigres a abandonar el máximo circuito. Aquella tarde será también recordada por que el sonido local del Volcán despidió a su equipo con la icónica canción de Laura Pausini: “Se fue”.
Por méritos deportivos, títulos –ya suman siete en Primera División-, afición, rivalidades e historia, nadie duda que los Tigres tienen herramientas para ser considerados grandes, aunque les falte el reconocimiento internacional y más allá de las fronteras de Nuevo León; sin embargo, el descenso es una mancha que año con año les será recordada.