Con refuerzos y sin ellos América no evoluciona, sigue siendo el mismo equipo apagado, con muchas dudas en defensa, sin creación de juego ofensivo y ni qué decir de remate a gol, los cuenta con los dedos de una mano y le sobran dedos. El Atlético de San Luis dominó a las Águilas en el propio estadio Azteca, aunque el marcador haya sido de 2-3, la realidad es que en el trámite del juego, los potosinos fueron ampliamente superiores.
El inicio de partido fue una pesadilla para las Águilas, porque el Atlético de San Luis fue una escuadra que tocó arrebato, se despojó el papel de víctima, salió decidido a hacerle partido al equipo azulcrema. Y vaya que lo hizo.
Apenas iban cuatro minutos cuando Memo Ochoa ya había sido requerido, el portero evitó con un buen manotazo un cabezazo de Ricardo Chávez en el área chica.
Pero ni así espabiló el cuadro de Coapa, que siguió aletargado, muy dubitativo y entonces San Luis lo castigó. A la salida de un córner lanzado por Sambueza, Unai Bilbao llegó franco para conectar con la cabeza la pelota y doblegar a Ochoa al minuto 6.
Prueba de fuego para un América al que cuesta un rosario remontar marcadores, el equipo de Solari, que regresó al banco tras su sanción, no se agitó, en la cancha estaban tres de sus cinco refuerzos, pero no aparecía el futbol.
Otero nunca pudo darle ese vértigo por la banda derecha, eso es lo que se buscaba con el colombiano, pero en sus primeros minutos como americanista no pudo dar esa cuota de desequilibrio, no se vio un jugador lanzado al mano a mano ni encarando rivales una y otra vez.
Jonathan en la contención la costó tomar el feeling del juego y Zendejas apareció como interior por derecha y aunque hace su esfuerzo se ve que es un sitio que no maneja.
Lo único que fue capaz de generar América como para inquietar a San Luis fue un tiro libre lanzado por Layún que se fue por un costado. Fuera de eso, no había conexiones ni un juego que hiciera presagiar que el empate y una posterior remontada estaba cerca.
Y para colmo de males Santiago Cáceres se marchó lesionado y fue trasladado a un hospital. No mejoraba el equipo de Solari no mostraba un atisbo de orgullo. La única jugada con cierta elaboración de las Águilas llegó hasta el 37’, que acabó con un tiro de Chava Reyes que Barovero desvió. Y luego un arranque de Zendejas que también chutó, pero la bola se fue por encima.
Con ese rendimiento tan bajo, para el inicio del segundo tiempo el entrenador americanista le movió a su equipo. Sacó a Fuentes por Lainez y a Zendejas por el esperado Diego Valdés, quien estaba llamado a ser el catalizador del equipo.
Pero no, América seguía amarrado, era incapaz de entrarle al cuadro potosino que antes de verse agobiado encontró el segundo que le hizo más cómodo el juego. Silva falló al tratar de despejar la pelota, lo hizo con el pecho y se la dejó a Sambueza, quien filtró para Sanabria, la defensa americanista se quedó colgada y habilitó a los ofensivos potosinos, entonces Sanabria tocó para Abel Hernández que solo tocó la pelota ante un arco desguarnecido al 53’.
América no compareció, se borró solo del partido en la cancha no hubo arrebato y en el banco tampoco. Como era de esperarse, la complacencia y la pasividad americanista fue castigada por San Luis. En un veloz contragolpe, Abel Hernández asistió para Berterame, quien batió a Memo con un fuerte derechazo. A la hora de partido las Águilas estaban contra la lona, quedan media hora de juego y no había ni una pizca de reacción. Los potosinos tenían el partido a placer, y en cada desprendimiento no dejaban de transmitir un aire de peligro.
Cuando parecía que una luz se encendía por una falta sobre Roger que el árbitro, Adonai Escobedo, marcó como penal, el VAR llamó al silbante y éste cambió su decisión.
No hubo noticias de América, que incluso perdió a Layún por expulsión. Y aunque en el final del partido Roger y Henry maquillaron el resultado con un par de goles, la realidad es que las Águilas no han llegado al torneo, el equipo se marchó abucheado por su tribuna, una parroquia que no está conforme con el trabajo en los despachos, con el del banquillo, con los refuerzos y con lo pobre y limitado que luce su equipo. El momento más oscuro en la época de Santiago Solari que suma 8 partidos sin victoria, y que, por ahora, no sabe lo que es ganar en el torneo y tampoco en casa, donde el año pasado construyó su fortaleza.
FCM