América le puso un alto a la crisis, con poco, muy poco doblegó a Chivas en el Clásico Nacional, una victoria de gran peso en lo moral y futbolístico. Un triunfo por 1-0 que quizá no merecía, pero esto no es de merecer. Una derrota muy amarga para el Guadalajara que llegaba en mejor estado de forma, que jugó mejor que su rival, pero careció de eficacia en las acciones que generó.
De arranque, Chivas fue el que mejor lució, el Rebaño era vértigo en estado puro, una y otra vez tomaba la pelota y se lanzaba contra el arco de Malagón; mientras América pedía tregua constante.
Sufrió el equipo de Jardine que no encontraba la manera de ejecutar su juego, no lograba salir con la pelota, la entregaba de forma constante porque sucumbía ante la presión de los tapatíos que estaban un paso por delante.
Mozo tuvo la primera en los albores del juego, pero Malagón bloqueó su tiro. Luego se la perdió Armando González, la Hormiga, controló un pase filtrado se midió con Malagón, alargó de más el balón y cuando chutó se fue por un costado.
No había noticias de América, el equipo era un barco extraviado, flotaba en la cancha, porque sus motores no carburaban, el juego era un padecimiento para Fidalgo, Sánchez y Jonathan; mientras Javairo, Aguirre y Henry tampoco veían la pelota.
Pero los misterios del futbol, cuando peor la pasaba América en el partido, encontró luz en medio de la oscuridad. De una pelota parada, la jugaron en corto con Fidalgo, Álvaro mandó un centro que Henry cabeceó y la puso en el palo, pero el rechace le cayó a Juárez y el canterano de las Águilas la mandó al fondo con la zurda. Nada mejor que la sangre de casa para disfrutar de un gol en el Clásico Nacional.
América se fue al descanso con un gran premio, porque no había hecho nada en el partido para merecer estar arriba y aún así ya tenía a Chivas por debajo de la pizarra y con la obligación de asumir un poco más de riesgos.
Para el complemento, Chivas no bajó la intensidad, América dio un paso al frente, ya no estaba tan agazapado. El equipo de Gago iba con firmeza a buscar el empate y el de Jardine aguardana por un espacio.
Sánchez prendió una pelota que se fue por un costado del arco de Rangel. Crecían las pulsaciones. El juego era la persistencia de Chivas y la resistencia de América. Tuvo el empate Chivas al 60’ cuando Beltrán hizo un gran desborde por izquierda, mandó un centro que la Hormiga González solo tenía que empujar, pero al delantero rojiblanco se le cuatrapearon las ideas y se la regaló a Malagón.
Jardine pasó a jugar con línea de 5, era el momento de gestionar la ventaja, parecía un gran riesgo cuando quedaban 20 minutos por delante.
Chivas lo intentó hasta el último, pero pudo más la resistencia de América. Los de Coapa marcan un alto a la crisis que viven al menos en la de resultados, ahora más que nunca entendieron que los clásicos de ganan como sea y para el Rebaño es un consuelo muy pobre que haya jugado mejor, de nada sirve cuando el resultado fue para tu acérrimo rival.