Hace cinco años, el caso de un niño afgano, Murtaza Ahmadi, conmovió al mundo porque utilizó una bolsa de plástico para simular que tenía una playera de la selección de Argentina con el nombre de Lionel Messi. El menor pasó de ser conocido en todo el mundo a, incluso, recibir amenazas de secuestro y aquí te contamos su historia.
Murtaza se volvió viral por su creatividad e ilusión por el astro argentino en medio de un país como Afganistan, que desde hace décadas está en conflictos continuos y hoy atraviesa una situación de incertidumbre por la toma del poder del talibán en Kabul.
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La foto del niño con la bolsa de plástico, el nombre y el número de Messi escrito a mano recorrió el mundo. Al intentar localizarlo, se creyó que residía en Iraq, aunque después fue encontrado en Afganistán.
"Este chiquito ama a Messi y al fútbol. No es posible para nosotros comprarle una camiseta, ya que solo soy un granjero, por eso sus hermanos decidieron hacerle una de plástico”, explicaba entonces Arif, su padre.
Sin embargo, el menor contó que gente a su alrededor llegó a acosarlo y molestarlo por utilizar la bolsa como playera de Messi. "Todos me decían: ‘Eres el niño que se viste de plástico’. Todos me hacían bullying, pero yo estaba feliz”, contaba Murtaza.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) se enteró del caso de Murtaza y aprovechó que Messi es embajador de buena voluntad para cumplir el sueño del menor, a quien se le regaló una camiseta de la selección de Argentina y firmada por Lionel.
"¡Murtaza vio hoy cumplido uno de sus mayores sueños!", señaló la Unicef en un comunicado cuando el niño afgano recibió la playera y compartió una foto del momento. "Amo a Messi y mi camiseta dice que él me ama", dijo el niño.
"Murtaza creía que hoy conocería a Messi, pero desde que se dio cuenta que solo le habían enviado camisetas y un balón, está triste y pidiendo conocerlo personalmente", fue la única queja en ese momento de Arif, el padre del niño.
Meses después, el 13 de diciembre de 2016, el menor pudo conocer a su ídolo, pues acudió a un partido amistoso entre Barcelona y Al Ahli, en Qatar.
Murtaza, vestido de naranja, no se quería separar de Messi. No sólo lo acompañó para entrar a la cancha, sino que posó en las fotos y hasta participó en el lanzamiento de moneda del árbitro, antes del iniciar el partido.
Su padre esperaba que la cercanía con Messi ayudara para que sus problemas también se viralizaran y la familia pudiera conseguir asilo político en España, sin embargo, ello no ocurrió. La familia volvió a casa, aunque se anotó para conseguir refugio en algún país lejos de Afganistán.
Amenazas contra la familia Ahmadi
Al regresar del sueño, la situación de los Ahmadi empeoró, pues algunos creían en su país que habían vuelto de tierras qataríes con mucho dinero. El rumor poco a poco se convirtió en una situación de peligro.
Comenzaron a llegar amenazas de secuestro hacia el menor y ello lo forzaría a dejar Ghazni, la aldea donde vivía con su familia, para mudarse a Kabul y quedarse con su tío y primos.
Sin embargo, las amenazas continuaron en la capital afgana, donde se sumó la experiencia de vivir en una zona donde ocurren atentados con regularidad.
"Hay muchas explosiones por todas partes. Boom. No tengo un lugar para jugar. No tengo amigos", dijo el niño para un documental. Lo último que se ha sabido de él y su familia es que lograron regresar a su aldea.
Al ser consultado si hubiera deseado no ponerse esa camiseta argentina que lo convirtió en un fenómeno viral, y en un blanco fácil, el chico replicó: "Me la pondría, porque adoro a Messi".
ROA