Los rebeldes de la región etíope de Tigré, en guerra con el Gobierno federal de Etiopía desde noviembre de 2020, hicieron nuevas incursiones en la vecina región de Afar, después de haberse replegado en el último mes, confirmaron las autoridades.
"En un intento de compensar su derrota previa en Afar, las fuerzas del FPLT (Frente Popular de Liberación Tigré) han infiltrado Afar y están ahora intensificando los combates en la provincia de Kilbatti Rasu", fronteriza con Eritrea, indicaron en un comunicado las autoridades de Afar.
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Según el texto, los insurgentes del Tigré han tomado algunas localidades fronterizas y siguen combatiendo. Los intentos de la agencia EFE de contactar con los servicios de comunicación del gobierno etíope para confirmar esas informaciones no tuvieron éxito.
Por su parte, los rebeldes admitieron los combates en un comunicado difundido en sus redes sociales pero acusaron a Adís Abeba de provocar los enfrentamientos y usarlos como excusa para impedir el acceso de suministros humanitarios a la región.
El portavoz del FPLT, Getachew Reda, culpó este lunes a las autoridades regionales de Afar de impedir el acceso de un convoy de 27 camiones de la ONU que debían romper el bloqueo de suministros humanitarios al que está sometido Tigré, algo que no confirmó la organización.
En este sentido, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU señaló el pasado 14 de enero que "la escalada del conflicto ha provocado que ningún convoy de PMA haya podido llegar a Mekele (capital tigrina) desde mediados de diciembre".
La OMS, por su lado, había denunciado pocos días antes que desde el pasado julio no ha logrado hacer llegar suministros médicos esenciales a la región norteña.
La guerra estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó un ataque contra el FPLT, partido gobernante hasta entonces en Tigré, en represalia por un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.
El conflicto en Tigré se expandió a las vecinas Afar (este) y Amhara (sur y oeste) el pasado julio, cuando las fuerzas tigrinas desbordaron sus fronteras, causando el desplazamiento de miles de personas en esas regiones.
Además, desde finales de octubre de este año, el FPLT consiguió avanzar sus posiciones hacia el sur y amagó con la posibilidad de marchar sobre Adís Abeba, que también es sede de la Unión Africana.
El temor a que los rebeldes pudiesen atacar la capital de Etiopía -segundo país más poblado de África y un importante aliado de Occidente en la región- impulsó los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional para conseguir una solución negociada.
En diciembre, sin embargo, el FPLT anunció su repliegue en Tigré de nuevo asegurando que se trataba de un movimiento voluntario, a pesar de los importantes avances que había logrado las fuerza etíopes en esas regiones durante las últimas semanas.
Según la ONU, unos 5.2 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en Tigré y las regiones vecinas Amhara y Afar. Asimismo, alrededor de dos millones de personas han tenido que abandonar sus hogares debido a la violencia.
RM