Jenn Budd estuvo 6 años como agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Cuando estuvo en la academia, fue asaltada sexualmente por un compañero. La presionaron para no presentar cargos y, eventualmente, se graduó, junto con su agresor sexual, de la academia de la Patrulla Fronteriza.
Tiempo después, atestiguó cómo esa cultura de violación, violencia contra las mujeres y de discriminación se materializaba en el trato de los agentes hacia los migrantes. Hoy es una activista y denunciante de la “cultura brutal” que hay dentro de la agencia desde su creación hace ya casi 100 años.
“Incluso si las mujeres migrantes son físicamente o sexualmente atacadas por agentes, que muchas de ellas lo son, es cuando se hace presente la cultura de la violación respecto a si entonces pueden solicitar asilo o si les creen o no. Lo único que sí creen en la Patrulla Fronteriza así como con las mujeres agentes es que todo lo que salga de la boca de un migrante, y así lo dicen en la patrulla, es que pueden saber que un migrante miente cuando su boca está abierta. La Patrulla Fronteriza cree que las mujeres que denuncian un ataque sexual, ya sean agentes o una migrante, es que lo hacen para obtener algo.”
En 2001, Budd renunció a su cargo como agente. La última alerta sobre que algo estaba mal fue cuando se dio cuenta de que su jefe en campo permitía el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, intentó denunciarlo y la amenazaron de muerte.
“Dejé el campo porque me cansé de arrestar familias que no eran criminales. Y muchos de los agentes a mi alrededor eran criminales”, comentó.
La semana pasada, datos del Departamento de Seguridad Interna de EU revelaron que la administración de Donald Trump separó familias de migrantes incluso antes de que entrara en vigor su política de cero tolerancia a la migración. 234 familias fueron divididas bajo un programa piloto en el sector de Yuma, Arizona, para desalentar la migración irregular. Para la ex agente fronteriza, las cosas con Biden no han cambiado mucho.
“Es muy fácil decir que una era la Patrulla Fronteriza de la administración de Trump. Pero es la misma Patrulla Fronteriza, nadie ha rendido cuentas. Las mismas personas que arrancaron a niños de los brazos de sus madres, sabiendo que era completamente ilegal, siguen ahí.”
Incluso, aseguró que la separación de familias en la frontera continúa, pero con diferentes modalidades.
“Lo que sé tras mi último viaje a Arizona y Texas es que lo que ocurre en la frontera sigue siendo separación de familias, pero lo que hacen ahora es que toman a las mujeres embarazadas y, digamos que cruzaron la frontera en Nogales, así que a ella la expulsan a través del puerto de Nogales hacia México sin importar su ciudadanía y a sus esposos o a sus parejas las llevan en un autobús a Juárez y los expulsan ahí. También les quitan sus celulares y los destruyen en el campo. Hay reportes de personas de ese lugar que han encontrado teléfonos en todos lados”.
A pesar de la administración demócrata de Joe Biden, Budd comentó que detrás de la Patrulla Fronteriza hay una política racista, apoyada por grupos de odio que cabildean con políticos, eso sí, mayoritariamente republicanos.
“Los demócratas deberían de ser más liberales, al menos en la agenda social, pero si le preguntamos a las personas que cruzan la frontera y son detenidas por la Patrulla Fronteriza no es el caso, respecto a la migración. No son tan brutales como los republicanos, pero son más silenciosos con su brutalidad. El racismo que aplicábamos diario en el campo y las palabras que decíamos, pudieron ser convertidas en políticas. Trabajan con lo que llamo grupos de odio anti migrantes en EU, que son grupos que los republicanos y los conservadores apoyan. Aseguran que quieren una reforma migratoria pero en realidad están preocupados por lo que llaman el "morenismo" en EU.”
RLO | VJCM